Como los más allegados ya saben me voy a Venecia una semana. Esta noche ya podré disfrutar de las vistas al Gran Canal en un palazzo del Siglo XIII de nombre evocador.
El “Mr. Potter’s Museum of Curiosities” era un museo victoriano ubicado en Sussex, que contenía la colección de Walter Potter de animales disecados.
Potter, uno de los padres del taxidermismo, nació en 1835 y comenzó su colección en su etapa escolar, cuando su canario murió y decidió aprender los métodos para poder conservarlo. Cuando acabó la escuela ya tenía una pequeña colección de mascotas y mucha gente comenzó a donarle sus propios animales fallecidos para su preservación.
Pero sus obras se hicieron famosas sobre todo por la creación de dioramas en las que aparecían grupos de animales comportándose como si fueran personitas, al estilo de la época: en partidas de criket, con ardillas jugando al poker, conejos aprendiendo el alfabeto en el colegio o una fiesta nupcial de gatitos...
Además de que su museo incluía una galería de verdaderos fenómenos de la naturaleza: cerditos siameses, gatos de dos cabezas y otras criaturas fabulosas.
Parte de su colección se llevó a subasta hace unos años y las series de dioramas fueron compradas a precios astronómicos. Echen una ojeada a estas imágenes extraídas de la interesante web A Case of Curiosities:
Otro interesante artículo sobre Potter aquí.
En la ciudad de Palermo existen unas catacumbas con más de 8.000 cadáveres expuestos, alineados en los muros en diferentes posturas.
El fenómeno empezó en 1599, cuando los monjes de ese área decidieron momificar a un santo, el Hermano Silvestro de Gubbio, para que la gente pudiera verle y rezar por él después de fallecido, aunque no sé si al monje debió de parecerle bien tal trajín... Silvestro se convirtió en una atracción de la zona y a la población local se le ocurrió la idea de hacer lo mismo con sus familiares, para que fueran recordados del mismo modo. Pura envidia.
El caso es que algunas familias incluso empezaron a escribir sus deseos para cuando llegara el momento de enterrarse en las catacumbas. Dejaban expresados todos los detalles del vestuario que deseaban llevar e incluso la postura que debían adoptar... Para verse guapos, supongo.
Y aunque esta práctica dejó de hacerse en 1920, todavía hoy se pueden visitar las catacumbas. De algunos cuerpos sólo se conserva la piel, ojos y pelo, otros son meros esqueletos con ropa. Están dispuestos en hileras y clasificados según sean Hombres, Mujeres, Niños, Monjes, o según representen a un oficio determinado. Por ejemplo, el escritor Giuseppe Tomasi di Lampedusa está enterrado allí y se cree que también Velázquez (aunque de este último su lugar de sepultura es desconocido, no debe ser más que una hipótesis para atraer turistas). Les dejo enlaces por si quieren ver fotos. Feliz visita.
Zito me pasó ayer este meme… Así que entre ayer y hoy he pasado las horas repasando mis viejos textos, para encontrar esos tres posts que rescatar del Olvido. Algunos de mis escritos me han hecho sonrojar, en otros me ha hecho gracia leer los comentarios y recordar a gente que ya no escribe por aquí y que le tenía mucha estima. Lo que no esperaba es que me iba a poner tan nostálgica. No es “lo que dice” sino lo que recuerdo de aquella época y de “aquello” que hoy ya no existe y que entonces lo era “todo”. Es recordar a… y todo lo que deriva de eso. Algo muy difícil. Nunca hablo de temas personales por aquí, pero hoy lo hago porque este es mi blog y porque me da la gana, y porque sé que Zito y Pussy me van a entender perfectamente: a ellos no les da miedo reconocer cuando sienten rabia, cuando están enamorados y cuando están muertos. Por eso me simpatizan… en contra de otras páginas en las que sólo observo “poses”, posicionamientos en “pro o en contra de” o intentos de resultar original, a cual cosa más triste, la verdad. Y sobre todo, el afán de agradar. Eso me repele.
Yo no quiero agradar. Quiero hablar de lo que me apetece y ya está. Punto y aparte. Y mostrarme, que es algo que me estimula muchísimo. Y si me justifico no es porque me lo pregunten, ni para explicármelo a mí misma, sino por si a alguien más le apetece darme su opinión sobre cualquier cosa de aquí… Francamente, no me interesa. Que vengan mis amigos de siempre a verme es todo lo que necesito.
Dicho esto (últimamente no paro con las declaraciones de intenciones pero es lo que hay), paso a listar mis tres posts favoritos:
1. Gainsbourg, L’Histoire de Melody Nelson y l’ Archange Maudit no podía faltar. Es el post que me explica y en el que hablo de esas letras que están grabadas en mi brazo… Una confesión en toda regla dedicada a ese francés que tanto amo.
2. El segundo es una dedicatoria a la locura y a uno de esos “Artistas de lo Inesperado” con los que me identifico. Louis Wain, ese caballero obsesionado por los gatos, que pasó media vida retratándolos en todas las posturas y con todos los rostros posibles: Mad about Cats - Louis Wain.
3. Y el tercero es una imagen de mi estado de ánimo a día de hoy con uno de mis discos favoritos La Isla Encantada de Eden Ahbez. Un viaje… Supongo que los links de descarga habrán expirado, pero si les interesa el álbum lo vuelvo a ripear para que lo puedan bajar desde aquí.
Aquí están estos objetos recogidos del Gabinete de Curiosidades. Son textos largos, los que no tengan ganas de leer que miren las fotitos… Mañana o pasado vuelvo con alguna reseña. Y el meme lo paso al Doctor… me interesa mucho leer sus rescates (sonrisa).
Una mágica construcción de coral dedicada al amor eterno...
Edward Leedskalnin fue un escultor nacido en Latvia que pasó más de 20 años de su vida construyendo un palacio en Homestead, Florida. Estaba dedicado a la memoria de su amor perdido, Agnes Scuffs, una adolescente de su ciudad natal a la que llamaba cariñosamente “Sweet Sixteen”. Cuando se comprometieron se llevaban diez años de diferencia y Edward fue un hombre feliz hasta el día antes de su boda en que Agnes lo abandonó.
Emigró a Estados Unidos y allí viajó, pasando por diferentes trabajos hasta que se instaló en Florida, por problemas de salud, para llevar a cabo la obra de su vida. Cómo Edward llegó a construir el castillo sin ayuda y sin maquinaria es un misterio. Como obtuvo los conocimientos para hacerlo otro, ya que no tenía estudios. Decía poseer los secretos de los constructores de las pirámides de Egipto y así debía ser, porque de otra forma, ¿cómo conseguía mover rocas de varias toneladas? Muchos dicen que le oían cantar cuando trabajaba (siempre de noche) y varios curiosos que se acercaron a investigar dicen haber visto rocas levitando en el aire, como si fueran globos. Son leyendas, pero lo cierto es que los arquitectos e ingenieros aún hoy no se explican como el Castillo de Coral puede aguantarse en pie sin ayuda de mortero. Las rocas encajan unas con otras de forma casi magnética...
El palacio es pura poesía, con escaleras de caracol de una pieza, muebles, observatorios astronómicos, las murallas, etc. Todo realizado en coral y hecho de forma totalmente artesanal. Las herramientas las fabricaba él mismo o las sacaba de automóviles de desguace.
La cifra 16 se repite por doquier, en los escalones y en las proporciones que utilizaba. Un gigantesco monumento al “amor que todo lo puede”. Con su sofá de sol, su cuarto del trono, la fuente de la luna, el rincón del arrepentimiento, la mesa para festín de enamorados... Todo estaba dedicado a Agnes, para cuando volviera, y a su futura familia.
¿Qué quieren que les diga? A mí estas cosas me emocionan.
Hacía tiempo que no retomaba el tema de una de mis grandes pasiones: los artificios mecánicos y este fragmento creo que les agradará muchísimo. Pertenece al completísimo manual de Cátedra “Juego y Artificio: Autómatas y otras ficciones en la cultura del Renacimiento a ¿Se imaginan una misa en que el crucificado se mueve y abre la boca y en la que demonios les sacan la lengua? Muy creativo, hermoso ¿verdad? Pues lean:
“Fue relativamente frecuente el uso, durante
Mes Anges,
Il Mulino Delle Donne di Pietra de Giorgio Ferroni es una coproducción franco-italiana de 1960 que tiene muchas similitudes con “Les Yeux sans visage” (del año anterior) y también con el argumento de “Mystery of the Wax Museum” pero con un intenso trasfondo gótico, una parafernalia inquietante en la puesta en escena y una amplia gama de colores muy vivos, desplegada en los maravillosos decorados de pesadilla.
El escenario tiene mucho encanto para los amantes de los cuentos siniestros. Está ambientada en 1912, en una ciudad holandesa cercada de canales, y no deja de ser oportuno que el protagonista, Hans, tenga que atravesar simbólicamente el agua para llegar al lugar de los horrores: el molino del dr. Wahl, esquivo profesor de arte que se muestra como un padre de personalidad vampírica (la presentación de ambos personajes tomas muchas referencias de Drácula). El territorio donde se desarrollan los miedos y tabúes es un mundo laberíntico que atrapa la mente de los personajes y la del propio espectador. Cada habitación es un mundo sugerente que se desdobla al descorrer las cortinas. Un lugar donde huir de la civilización y cosificarse en una de las muchas esculturas que pueblan las salas, con su peculiar imaginario de ángeles, calaveras y osamentas.
El molino además alberga otra atracción para los que gustan de la fascinación de los artificios vivos: un carrusel de figuras femeninas históricas que sufrieron muertes violentas y torturas, Juana de Arco o Cleopatra son algunas de estas heroínas del dolor.
El show que nos muestra la película es una presentación del personaje de Elfi, la bellísima y magnética Scilla Gabel, hija del doctor Wahl. Una criatura misteriosa como un grabado medieval que nos fascina con sus representaciones de esfinges o sirenas…
No desvelo más del argumento por no descorrer el secreto de la historia, aunque de hecho es lo de menos. Lo interesante es penetrar en el molino, perderse en los vericuetos de una mente enferma y ver a la amada de los sueños ahora viva y ahora muerta.
No dejen de entrar al molino para ver a las extrañas mujeres que lo habitan.
