miércoles, marzo 11, 2009

Jerusalem Duerme

Hace poco que tuvimos al eminente Dr. con nosotros. Entre tantas otras conversaciones circulares entorno al Ser (y no desde el punto de vista ontológico) surgió el tema del Blog/Blogger entre otros tantos. Quizás, algo inquieta por un comentario que leí a Carlos sobre la crisis de los blogs, hice surgir mis razones y argumentos.

El porqué de sentarse y no recapacitar ante la silla y el aparato informático es una atractiva pregunta que no sé si debo plantearme. No creo que deba pensar en ello, aún cuando lo esté haciendo. Reconozco que en sí el formato me resulta seductor, así también la posibilidad de lanzar mis interrogantes y paradojas al abismo, como si -y es una metáfora traída por los pelos-, sacara la ropa limpia para tender al barro.

El cuaderno virtual es un fetiche, y acaba convirtiéndose en sana costumbre para quienes llevamos desde la infancia rellenando diarios con nuestras incongruencias. Los demás duermen. Esa es la excusa. En realidad, si alguien atrapa aquello que escribimos será como descifrar un mensaje lanzado a la nada. Casi un milagro. Por lo tanto, casi no importa lo que diga aquí. Y dentro de un rato mis entrañas me dictarán otra cosa que quizá no comprenda, pero voy dejando señales. Para mí tal vez. Para despertar.

Mientras, ser consciente del tiempo y recaer en ello una y otra vez, realmente me conforta.

Un saludo, si hay alguien.



6 comentarios:

Anónimo dijo...

Los bloggers zombis seguimos aquí.

Un saludo :)

Anónimo dijo...

Claro. Y aqui seguimos. Lo que hay es mucho fantasma. Pero no tan divertidos como los de la foto ;)

Un beso muy grande.

Higronauta dijo...

Vamos, que somos como la Pioner 10 (u 11) o la Voyager con mensajes al espacio exterioren espera de vida inteligente.

fcnaranjo dijo...

Aquí seguimos, señorita. Atentos.

(Y sí... hay mucho de fetiche en esto...)

Enrique Ortiz dijo...

Claro que hay alguien. Un beso, Aura.

José miguel dijo...

hay un montón de palabras que nos llenan el cuerpo, por todos los medios llenan el "cuerpo". primero fuimos las palabras de dos desconocidos que creían conocerse, después fuimos carne, primero tuvimos un nombre, después boca para pronunciarlo. siempre hemos sido palabras, desde antes de ser, eramos palabras. si se dejan en el viento frío de la ingenuidad, o en la genuina búsqueda para llenar el vacío o en lo que sea, siempre hemos sido palabras.