Qué bello sanar durmiendo… En los llamados “Templos del Sueño” se practicaba una de las disciplinas más curiosas de la medicina antigua, con métodos parecidos a los que se utilizan en la hipnosis. Esta técnica también era conocida como “incubación” y consistía en provocar el sueño en el paciente en el interior del templo destinado a tal fin, durante el cual, el dios se le aparecía para indicarle el tratamiento a seguir para mejorar su salud. Por lo que he leído, es muy probable que los enfermos tomaran, además, alguna pócima que les facilitaría el sueño o les produciría alucinaciones que eran interpretadas como prescripciones ‘médicas‘.
Si tratamos de acotar el período de máxima popularidad de esta práctica, se podría decir que tuvo su mayor auge en el mundo grecorromano, entre el s. VI a.C. y el S. VI d.C., período en el que esta medicina onírica se practicaba en los santuarios de los dioses sanadores, y como explicaba antes, consistía en que los enfermos pernoctasen en estos templos con objeto de obtener el sueño sanador, durante el cual, el dios en persona se aproximaba al enfermo para ejercer su acción terapéutica o le indicaba un tratamiento para que recuperase la salud.
En el Santuario de Esculapio en Epidauro, templo al que acudían enfermos de todo Grecia, no se exigía un protocolo excesivamente rígido para tener acceso a sus salas de curación. El paciente debía purificarse con un baño de agua fría y hacer una ofrenda al templo. Los enfermos dormían juntos en una sala reservada del templo, el adyton al que sólo se permitía la entrada a los ‘incubantes’. Estos dormían en el suelo, y las grandes serpientes amarillas de aquella región, inofensivas, y símbolo de Asclepio, reptaban entre ellos, contribuyendo al ambiente de misterio ¡Qué hermosa imagen!
Durante el sueño, Asclepio se aparecía a cada uno de ellos, pero en estas revelaciones no ocurrían fenómenos inquietantes o terroríficos, únicamente, la divinidad se presentaba al enfermo y realizaba ciertas operaciones sobre su persona, como consecuencia de las cuales, el paciente despertaba curado. En otras ocasiones, Asclepio indicaba al enfermo el tratamiento a seguir y las ofrendas que debía realizar. Todas las curaciones eran registradas en las lamata y cuidadosamente guardadas en el archivo del templo.
Si les interesa el tema, pueden acudir al “Pluto” de Aristófanes, en el que hallarán una descripción detallada del sueño curador de la ceguera a la que fue condenado por Zeus.
3 comentarios:
en cádi capital hay uno! una casa del sueño, digo! el yasimiento está bajo la casa del obispo, hubo exposisión en el museo munisipás y tal!
Ay, pues me iría a verla, Pablillo.
Pienso igual. La imagen de las víboras deslizándose entre los durmientes es maravillosa.
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