Nos encontramos en 1603. Jean Grenier de Aquitania vagabundea por los campos cuando se encuentra con un grupo de niñas y las asusta asegurándoles que cuando se pone el sol es capaz de devorarlas después de haberse convertido en hombre lobo. Como era de esperar ellas corren despavoridas.
Pero Jean no tardó en volver a las andadas. Poco después atacaba a una pastorcilla que cuidaba de sus ovejas. Ésta fue más lista antes de salir huyendo y le golpeó con un cayado. El pequeño Grenier quería comérsela.
El juicio de este niño terrible ocurrió ante el Tribunal de Burdeos meses más tarde. Jean, un adolescente de catorce años de fisonomía canina y rasgos de deficiencia física y mental fue acusado de canibalismo.
En el estrado el joven lobo explicó su peculiar historia: Hacía algunos meses que había escapado de su hogar porque su padre, un humilde jornalero de S. Antoine de Pizon, lo maltrataba. Jean se ocupó en varios trabajos en ese tiempo, sobre todo cuidando rebaños, pero los granjeros se quejaban de que no cumplía bien sus tareas. Así que siguió su vagabundeo por bosques y campos hasta que un día se encontró con un chico de su edad llamado Pierre La Tihaire. Juntos se adentraron en los bosques y allí se toparon con un caballero vestido de negro al que Jean llamaba “Maître de la Fôret”. El hombre misterioso les marcó con unas señales oscuras en la piel, les regaló un ungüento y una piel de lobo y les otorgó el don de convertirse en licántropos con la puesta de sol.
Jean confesó ante el Tribunal haberse comido a los quince niños que habían desaparecido, dando detalles precisos de los hechos, y se le declaró mentalmente enfermo, con signos de posesión demoníaca, y fue enviado a un monasterio de Burdeos donde pasó el resto de su corta existencia.
Murió a los veinte años. Durante su estancia en el monasterio su estatura se redujo, sus colmillos se afilaron, se negaba a comer cualquier alimento que no fuese carne cruda y sus manos parecían garras. Apenas comprendía lo que le decían.
El hombre de negro no volvió a buscarlo.
Pero Jean no tardó en volver a las andadas. Poco después atacaba a una pastorcilla que cuidaba de sus ovejas. Ésta fue más lista antes de salir huyendo y le golpeó con un cayado. El pequeño Grenier quería comérsela.
El juicio de este niño terrible ocurrió ante el Tribunal de Burdeos meses más tarde. Jean, un adolescente de catorce años de fisonomía canina y rasgos de deficiencia física y mental fue acusado de canibalismo.
En el estrado el joven lobo explicó su peculiar historia: Hacía algunos meses que había escapado de su hogar porque su padre, un humilde jornalero de S. Antoine de Pizon, lo maltrataba. Jean se ocupó en varios trabajos en ese tiempo, sobre todo cuidando rebaños, pero los granjeros se quejaban de que no cumplía bien sus tareas. Así que siguió su vagabundeo por bosques y campos hasta que un día se encontró con un chico de su edad llamado Pierre La Tihaire. Juntos se adentraron en los bosques y allí se toparon con un caballero vestido de negro al que Jean llamaba “Maître de la Fôret”. El hombre misterioso les marcó con unas señales oscuras en la piel, les regaló un ungüento y una piel de lobo y les otorgó el don de convertirse en licántropos con la puesta de sol.
Jean confesó ante el Tribunal haberse comido a los quince niños que habían desaparecido, dando detalles precisos de los hechos, y se le declaró mentalmente enfermo, con signos de posesión demoníaca, y fue enviado a un monasterio de Burdeos donde pasó el resto de su corta existencia.
Murió a los veinte años. Durante su estancia en el monasterio su estatura se redujo, sus colmillos se afilaron, se negaba a comer cualquier alimento que no fuese carne cruda y sus manos parecían garras. Apenas comprendía lo que le decían.
El hombre de negro no volvió a buscarlo.
12 comentarios:
Un bonito relato, un cuento de la época, donde la moraleja es: niños y niñas, nada de hacer caso a los hombres que surgen de las sombras y te regalan caramelos. Coña aparte, en Francia siempre ha habido mucho folcklore con respecto al hombre lobo.
Esto es lo que yo llamo un post con clase. Un beso.
Los monstruitos al final suscitan uan mezcla de compasión y repulsión. Vamos que dan una guerra que no veas.
Saludos.
Cuando has dicho "El hombre de negro no volvió a buscarlo" me ha sonado a que nos cuidemos de Randall Flagg, jejeje...
Saludos.
Jajajaja. Iba por ahí señor Yume.
Por todos lados hay hombres lobo, arañan y muerden. Cuidado.
Esta historia me ha recordado a una de mis películas favoritas: "En compañía de lobos". Que misterio había en épocas pasadas. Me encanta.
en el monasterio sufrió la misma mutación de todos los curas
¡Me encantan estos hombres-lobo!
esta noche no dormire tranquilo... :P
besos
Enric
Acabo de recibir un relato breve de la historia de Jean Grenier escrito por Paolo Galloni / P. G. Kien titulado L'agnello che volle farsi lupo (A. D. 1603). Una manera elegante de contar una historia tan sórdida. Creo que se puede consultar en www.paologalloni.it
Un saludo
Me gusta leer distintas historias y por eso trato de buscar en internet varios autores que escriben de buena manera. Cuando viajo siempre me traigo algun nuevo libro para mi biblio, y como ya tengo mis vuelos baratos a nueva york espero traer de dicho país, aunque sea en ingles
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