Víboras, vampiresas, panteras de piel reluciente que utilizan su aroma tentador para atraer a sus víctimas, Medusas de mirada petrificadora, Harpías y Bestias para quienes gustan de bellezas poco comunes, ladronas de niños, diosas concupiscentes, monstruos adorados y temidos… Las criaturas femeninas que nos muestra Pilar Pedraza tras escaparates de fino cristal son féminas poco remilgadas, se trata más bien de figuras cuya crudeza e instintos sensuales han ocupado los sueños de escritores y artistas desde la Época Clásica hasta nuestros días.
Si les atrae la Belleza del abismo no duden en asomarse a los ojos gélidos de estas preciosas bestias: la aterciopelada Irena de “Cat People”, las Sirenas cuyo canto sedujo irresistiblemente a Odiseo, la Esfinge de múltiples enigmas, la Medusa-Doble de Gustav Meyrink, etc. En "La Bella, Enigma y Pesadilla" encontrarán todos estos iconos de lo fatal expresados en la literatura, la pintura y el cine.
No dejen de pasarse por este desfile de prodigios si gustan de serpientes embaucadoras, nínfulas terroríficas y ángeles malévolos.
Les dejo con el estupendo Epílogo de la autora:
Las Bellas atroces, triunfadoras solapadas, nos hacen guiños desde todos los rincones. Griegas en su origen, han sobrevivido en nuestra cultura mejor que los grandes dioses: han sido capaces de deslizarse por las rendijas de todos los discurso y de todas las ortodoxias. Su fortuna es comparable a la de sus colegas masculinos los vampiros y demonios, aunque, en confrontación con ellos, sin duda vencerían.
Porque juegan con ventajas. En primer lugar, su prestigio mítico, que proviene de su origen mitológico; un prestigio cuyas raíces se pierden en una espiral cronológica aterradora: ellas son tan antiguas como las grandes culturas, y han acompañado al hombre al lugar más importante; a los Infiernos.
Al prestigio de ministras de la Muerte, las Bellas que habitan este libro unen el de ser en su mayoría compañeras malditas del Amor, esto es, seductoras.
Si todo monstruo es una metáfora del deseo y de su reverso el temor, el monstruo femenino metaforiza como ninguno el anhelo subjetivo y objetivo de la garra: cuando Narciso se mira en su más profundo espejo, desea, teme y consigue finalmente ver en él a Medusa. Clairwil, en el espasmo del placer, anhela ser desgarrada o desgarrar a su pareja, como una Esfinge, como una pantera. Eros Y Thánatos…, pero no sólo eso: Eros bestial y Thánatos adorable; añoranza del abrazo animal y deseo de gustar las delicias de la Muerte. Los poetas de todas las épocas lo han cantado; los pintores han fatigado apasionadamente sus pinceles acariciando estos lomos, estas cabelleras serpentinas.
Del deseo al mito, del mito a la metáfora, es decir, al lenguaje, al pensamiento, la Bella atroz ha ido ganando terrenos cada vez más amplios, ha impregnado toda nuestra historia. Porque, ventaja suprema, a su monstruosidad feral une una convención humana de valor máximo: la hermosura, su reverso. Hermosa y terrible, vampiresa única cuyo amor o cuya sola contemplación pone en peligro de muerte al hombre, reina en el mundo turbio del deseo y de la angustia, metaforizando los últimos, supremos e indecibles fetiches.
Es tópico hablar de la Bella y la Bestia; menos frecuente, constatar que la Bella es la Bestia.
Si les atrae la Belleza del abismo no duden en asomarse a los ojos gélidos de estas preciosas bestias: la aterciopelada Irena de “Cat People”, las Sirenas cuyo canto sedujo irresistiblemente a Odiseo, la Esfinge de múltiples enigmas, la Medusa-Doble de Gustav Meyrink, etc. En "La Bella, Enigma y Pesadilla" encontrarán todos estos iconos de lo fatal expresados en la literatura, la pintura y el cine.
No dejen de pasarse por este desfile de prodigios si gustan de serpientes embaucadoras, nínfulas terroríficas y ángeles malévolos.
Les dejo con el estupendo Epílogo de la autora:
Las Bellas atroces, triunfadoras solapadas, nos hacen guiños desde todos los rincones. Griegas en su origen, han sobrevivido en nuestra cultura mejor que los grandes dioses: han sido capaces de deslizarse por las rendijas de todos los discurso y de todas las ortodoxias. Su fortuna es comparable a la de sus colegas masculinos los vampiros y demonios, aunque, en confrontación con ellos, sin duda vencerían.
Porque juegan con ventajas. En primer lugar, su prestigio mítico, que proviene de su origen mitológico; un prestigio cuyas raíces se pierden en una espiral cronológica aterradora: ellas son tan antiguas como las grandes culturas, y han acompañado al hombre al lugar más importante; a los Infiernos.
Al prestigio de ministras de la Muerte, las Bellas que habitan este libro unen el de ser en su mayoría compañeras malditas del Amor, esto es, seductoras.
Si todo monstruo es una metáfora del deseo y de su reverso el temor, el monstruo femenino metaforiza como ninguno el anhelo subjetivo y objetivo de la garra: cuando Narciso se mira en su más profundo espejo, desea, teme y consigue finalmente ver en él a Medusa. Clairwil, en el espasmo del placer, anhela ser desgarrada o desgarrar a su pareja, como una Esfinge, como una pantera. Eros Y Thánatos…, pero no sólo eso: Eros bestial y Thánatos adorable; añoranza del abrazo animal y deseo de gustar las delicias de la Muerte. Los poetas de todas las épocas lo han cantado; los pintores han fatigado apasionadamente sus pinceles acariciando estos lomos, estas cabelleras serpentinas.
Del deseo al mito, del mito a la metáfora, es decir, al lenguaje, al pensamiento, la Bella atroz ha ido ganando terrenos cada vez más amplios, ha impregnado toda nuestra historia. Porque, ventaja suprema, a su monstruosidad feral une una convención humana de valor máximo: la hermosura, su reverso. Hermosa y terrible, vampiresa única cuyo amor o cuya sola contemplación pone en peligro de muerte al hombre, reina en el mundo turbio del deseo y de la angustia, metaforizando los últimos, supremos e indecibles fetiches.
Es tópico hablar de la Bella y la Bestia; menos frecuente, constatar que la Bella es la Bestia.
13 comentarios:
Tiene una pinta estupenda, la verdad. A comprar y a leer.
Saludos.
La belleza solo permanece eterna en las leyendas pasajeras.
Que me muerdan la yugular
La belleza maligna me pone los pelos de punta
Qué gracia, Pilar Pedraza fue profesora mia de cine en la universidad de Valencia, yo la adoro, tengo todos sus libros, Spectra es mi favorito... (me puso matrícula, la única de la carrera)
La bella, pulula por los bares como eterna libélula de vivos colores.
Enigma, con sus ojos llenos de rimel y un brillo que no puedes identificar.
La pesadilla, cuando la pierdes entre la multitud con sus promesas prendidas del cabello.
He decidido linkearte, espero no arrepentirme...
jeje, bello texto... por cierto ¿ha visto el ultimo lanzamiento de la serie intempestivas de Valdemar?? Seguro que le interesa.
Como conocen mis debilidades...
De Valdemar tengo que hacerme con el ensayo de Camille Paglia y con La Conspiración de Cristo (que algún amable visitante me recomendó). Ahora precisamente leo un volumen de relatos de la misma editorial de aparecidos. Ay, que terrorífica me parece la habitación.
¡Un saludo!
Querida Aura,
Desde mi infancia he sentido una gran afición por los insectos. Cuando tenía tres años yo vivía en el campo y ví en el alambre tejido de una ventana algo que me impresionó: un insecto esmeraldino de casi veinte centímetros. Me dijeron que era un tatadiós, y que con sus patas señalaba adónde estaba Dios. Luego no volví a ver nada similar de nuevo, al menos no directamente. Pero hace unos años, yo ya era una sombra de ciudad y ví en el jazminero de mi casa aquel mismo insecto: era una Mantis Religiosa. Encontré varias y desde entonces he desarrollado una gran afición por ellas, principalmente a través de la crianza.
La Mantis es la reina de los insectos. Cuando copula con el tímido macho (menor en tamaño y majestuosidad) suele terminar devorándolo. A veces se anticipa y se zampa su cabeza durante la cópula: el cadáver decapitado cumple su función de fecundar y luego se cae. No encontrará una parábola tan encantadora de la tragedia amorosa en ningún otro ámbito. Eso en cuanto a la mantis.
En cuanto a mí, Hacía tres años que no veía mantis en mi jardín. La semana pasada he encontrado tres; sin duda un buen augurio. Estoy muy feliz al respecto.
Yo la conspiración de Cristo no la recomendaria tanto como Cultura del apocalipsis o el funcionario desnudo (quentin crisp está absurdamente ignorado )
y lo de Paglia, pues nada, que es maravilloso.
Muy atrayente, sí, la verdad...
EDIPO.
POBRE NO SOLO YOCASTA TOMO CUENTA DE SU VIDA SI NO LA ESFINGE HACE LO MISMO Y EL SE QUITA LOS OJOS GANA EL LOGOS PIERDE EL EROS.
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