
Sarah L.Winchester (1839-1922), la dama que aparece abajo en la fotografía montada en su carruaje, es famosa por haber pasado la mayor parte de su vida construyendo una casa en la que despistar a los espíritus.

La historia es ésta: Sarah se casó con el único heredero de la archiconocida empresa de rifles Winchester. Y la verdad es que desde que se casaron la suerte no pareció acompañarles precisamente. Tuvieron una hija que falleció a las pocas semanas de nacer y Sarah enviudó pronto, al morir su marido en 1881 de tuberculosis.
Después de consultar a varios espiritistas para averiguar la causa de sus desgracias una médium la convenció de que su familia estaba maldita ¡debido a los espíritus de todas las personas que habían muertos por rifles Winchester!
La única solución era, pues, construir una gran casa para Sarah y los espíritus, y la buena mujer así lo quiso, invirtiendo en ello toda su fortuna. La construcción de la casa debía ser permanente y no podía pararse hasta que Sarah muriera para extraviar a los espíritus en su interior.
Así se creó la que se llama hoy en día Winchester Mistery Mansion: con más de 150 habitaciones sin ningún tipo de planificación arquitectónica. Las habitaciones están amontonadas unas sobre otras, hay puertas que dan a la nada, ventanas que dan a otros muros, escaleras que llevan a ninguna parte… Y con el capricho de la dueña de dormir cada día en una habitación distinta para despistar a los malvados espíritus, que debían necesitar un mapa para orientarse en ese caos.
El caso es que Sarah no cesó en su labor de extraviar espectros hasta su muerte en 1922 y fue enterrada junto a su marido y su hijita. Su casa es actualmente un Monumento Histórico Nacional y recibe muchísimas visitas.
