"La mitad de la belleza depende del paisaje, y la otra mitad del hombre que lo mira"
Lin Yutang
No (y digo no a todo lo que la frase de arriba es). La belleza no está partida, sale del paisaje y sale del que mira, como un cordón invisible que atenaza la realidad con sus hilos espirituales. La belleza yace en el fondo de todo, pura entre las aguas pantanosas de la realidad sensorial. Luce entre sus barros y entre sus destellos por igual, porque es el rayo que iguala todas las cosas desde el cielo.
Hace un par de siglos del poema “Una Carroña” de Baudelaire, y seguro que muchos aún se escandalizarían ante la imagen de belleza de la enfermedad, de la belleza del cadáver. La belleza. Como si no fuera belleza. Como si algo andara mal. Creo que la verdadera perversidad consiste en no encontrar belleza ahí, en negar la vida, al fin y al cabo. Cortar ese hilo que liga todas las almas y ver el mal donde sólo estamos nosotros. Porque no hay maldad ahí. Sólo hermosura. El brillo inefable transparentándose en fulgores de fuegos fatuos. La sangre ardiendo. El vapor anegando la atmósfera. Respira. Palpita. Se muestra. Se hace y se deshace. Está inmóvil y sin embargo en movimiento.
La belleza es la fiera o es la entraña. Es la piedra enterrada entre escombros. Es la llaga. Me envuelve y me atraviesa en corrientes eléctricas y me descubre el manto azulado que cubre todas las cosas. También lo descorre, y me enfrento a las formas desnudas, y entonces me ciego y pierdo el control del deseo. Pero está.
Latente. En la intersección de ambos cuerpos. Por eso creo, porque amo.
Una carroña
Recuerda el objeto que vimos, alma mía,
aquella bella mañana de verano tan dulce:
al torcer de un sendero una carroña infame
sobre una cama sembrada de guijarros,
las piernas al aire, como una mujer lúbrica,
ardiente y sudando los venenos,
abría de una manera descuidada y cínica
su vientre lleno de exhalaciones.
El sol brillaba sobre esta podredumbre,
como para cocerla a punto,
y de rendir al céntuplo a la gran Naturaleza
todo esto que al mismo tiempo había unido.
Y el cielo miraba el esqueleto soberbio
como una flor abrirse.
El hedor era tan fuerte, que en la hierba
te creíste desmayar.
Las moscas zumbaban sobre este vientre pútrido,
de donde salían negros batallones
de larvas, que se deslizaban como un espeso líquido
a lo largo de estos viventes harapos.
Todo aquello descendía, subía como una ola,
o se lanzaba chispeante;
se habría dicho que el cuerpo, hinchado de un aliento vago,
vivía multiplicándose.
Y este mundo comportaba una extraña música,
como el agua corriente y el viento,
o el grano que un aventador de un movimiento rítmico
agita y devuelve a su harnero.
Y las formas se borraban y sólo eran un sueño,
un esbozo lento en venir,
sobre la tela olvidada, y que el artista acaba
solamente para el recuerdo.
Detrás de las rocas una perra inquieta
nos miraba con aire enojado,
espiando el momento de recuperar del esqueleto
el trozo que había abandonado.
_Y, por tanto, tú eres parecida a esta porquería,
a esta horrible infección,
estrella de mis ojos, sol de mi naturaleza,
tú, mi ángel y mi pasión.
¡Sí! tal serás, oh, reina de las gracias,
despues de los últimos sacramentos,
cuando irás bajo la hierba y las floraciones grasas,
a enmohecer entre las osamentas.
Entonces, ¡oh, mi belleza! dile al gusano
que te comerá a besos,
que he guardado la forma y la esencia divina
de mis amores descompuestos.
17 comentarios:
Como bien dice, Aura, esa negación sería, a la vez, una negación de la vida. Baudelaire sigue triunfando; también la belleza. Un beso, Aura (por cierto, qué texto tan hermoso)
Permítame que discrepe, querida Aura: la belleza no está en la carroña, sino en el poema. La carroña en sí misma no es bella en absoluto, aunque haya servido para inspirar un bello poema.
En este caso concreto, la belleza no está partida; corresponde por entero al poeta, que ha sabido crearla, aunque haya sido a partir de una carroña.
El brujo don carlos
(Ahora, por lo visto, Blogger no nos deja firmar como queramos)
Su prosa me subyuga, querida Aura...
En mi humilde opinión, considero que a veces se confunde la belleza con la corrección estética. Y creo que lo bello es un concepto asimismo mutable, que no entiende acaso de lo bueno o lo malo, pues se alza por encima de todo juicio de valor. Es realmente muy importante el papel del que observa la belleza, pues al hacerlo proyecta una parte de su ser hacia el objeto o ser bello. La mente humana todavía es demasiado insondable como para fijar cánones universales. Considero que estamos aquí ante un fenómeno de naturaleza más espiritual que terrenal, desde luego.
Uff!
¿Se puede sufrir el Sindrome de Stendhal delante de un ser putrefacto, y no confundirlo a simple vista con una bajada de tensión fóbica?
Pregunto.
Se puede sufrir el Síndrome de Stendhal. Como decía en el post, y contestando al Brujo, creo que la belleza no está solo en el que mira, está en todo. Es un sustrato brillante que se halla en todas las cosas. En cualquier cosa. Y no se trata de que el poeta decida encontrar algo bello o no, no es una opción, es un descubrimiento, es encontrar el rayo de sol iluminando toda la materia.
Para mí la belleza es una iluminación, un extasis. Reencontrar una parte del mundo que intuimos, de lo que trasciende, a partir del objeto más nimio, que forma parte del gran escenario...
Me descuido y escribo otro post.
no sé si la carroña es belleza pero en mi caso lo que considero bello, romántico...se aleja mucho de los cánones estándar, o clásicos...
Borges: "La felicidad no necesita ser transmutada en belleza, pero la desventura sí."
Aura, estoy de acuerdo en que lo inefable suena a efe: "El brillo inefable transparentándose en fulgores de fuegos fatuos".
La Aletheia es algo que no se abre en cualquier lugar, a todo objeto... a menos que se sea moderno, absolutamente moderno.
Pero aún así, existen otras categorías estéticas, ajenas a la belleza y casi todas emparentadas por lo bajo con lo sublime, y podemos abrazarlas sin reverencia, pues también son el mundo y su convulsión.
Para Platón la Belleza era inalcanzable, inmaterial y solo podíamos ver reflejos de ella en las cosas materiales. El modo por el que llegamos a vislumbrarla cada uno es personal. Es una Verdad con infinitos caminos para ser encontrada.
Offtopic: estimada Aura, le dedico mi último post "Decrepit" pues usted me lo ha inspirado con esta entrada.
offtopic 2: ¿qué opina del mathrock?
En cualquier caso,Baudelaire debió encontrar algo bello en esa carroña para escribir un poema así.
CarCome en casa Borges. Viene después Hugo Santiago. Concluimos el borrador del resumen de Los Otros. Quieren que la última imagen del film sea la del librero, muerto en su cama. BIOY: "La última imagen que dejaremos al espectador será muy desagradable". SANTIAGO: "¿Por qué? Puede ser de una gran serenidad". BIOY: "Se la regalo. Esa gran serenidad, por haber sido tantas veces alegada con relación a un muerto, es otro aspecto de ese asco". BORGES: "¿Asco? ¿Por qué? A veces los muertos parecen más jóvenes; recuperan la belleza que habían perdido". Pienso (pero no digo): "Para personas que ven imperfectamente, quizá". Digo: "No conozco un detalle físico de la muerte que no sea repugnante". Borges recita versos que proclaman la liberación por la muerte. BIOY: "Aquí no se trata de un poema, sino de imágenes. No niego que haya argumentos poéticos o filosóficos en favor de la muerte; sostengo que las imágenes de la muerte son horribles y que las asociaciones de ideas que suscitan no son agradables. Ustedes son un par de necrófilos". BORGES: "Bueno, si la necrofilia existe -la palabra lo prueba- estamos salvados".
Adolfo Bioy Casares, Borges, entrada del 24 de noviembre de 1968.
¿De dónde habrá salido ese "Car"? Bueno, lo cierto es que cuando tenía 12 años pedí que me compren ese libro de título curioso y el primer poema que memoricé fue justamente el que cita usted, doña Aura.
Un día iba caminando con mi sombra por el campo, y ví un caballo muerto, parado, dentro de una zanja. Mi olfato ya lo había percibido muchos metros antes; la putrefacción etaba muy avanzada. Los gusanos subían y bajaban por las partes donde ya no había piel. Pensé que era admirable que por una muerte se generasen tantas vidas; después pensé que esa idea no era mía y encontré que era de Baudelaire. Pero no sé porqué estoy contando esto..
¿Qué sería de los buitres y las hienas sin la carroña? No sé si esos bichos la considerarán bella, pero... lo cual me hace plantearme, ¿es bello un McDonalds? Había oido habalr de ese poema pero no lo había leido, gracias por traerlo por aquí.
Muy buen texto, lady Aura (mmm ¿reminiscencias de Roberto Carlos?)
El problema de la belleza (como la gran mayoría de elementos) es que se halla siempre bajo un cánon (pre)estipulado y discriminatorio, que impide muchas veces llegar a ella por culpa de un imaginario histórico subyugado a él.
Por eso, únicamente los renegados tienden a encontrar la belleza donde nadie la encontraría. Arqueología estética en estado puro.
hemos posteado el mismo poema practicamente a la vez
desde luego, despues del post de Javi, ver un post asi tan deep, es como, no se, extraño...
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