martes, diciembre 02, 2008

Zenabel o los Sueños Amarillos

Sí, los sueños se alimentan. Hijos de nuestros sigilos y bravuras secretas, como criaturas ávidas de saberes ocultos, monstruos de mil bocas, rastrean en los rincones menos obvios y explotan los coloridos de la feria más trivial.

A menudo los sorprendo vestidos con guantes oscuros, ajenos a mi feminidad y desentrañando crímenes a partir de pistas ilógicas y a través de reflejos de vidrieras encarnadas. Es cuando descubro el ‘giallo’ en su estructura menos obvia y puedo después diseccionarlo como a un precioso insecto, con alas de esmeralda.

Sueño, sí, con tramas laberínticas, con sucesos oscuros entrevistos en un palco dorado, con símbolos infantiles y detalles que se agigantan ante mis otros ojos. Y esta peculiaridad me hace preguntarme por el origen de la fantasía y sobre cómo puede el arte introducirse en el inconsciente a través del ojo y fijarse en sus juegos y rompecabezas. El mapa de esta instancia me es inasequible, pero me es mostrado cual un enigma más que pudiera encontrar desarrollado por otro.


Sería fácil cargar la culpa de esta pequeña disfunción al bolso amarillo de una de las mujeres más adorables de la historia del cine. En el año 1964 se estrenaban “Marnie” y “Sei donne per l'assassino” como un preludio de la sinfonía estético-sangrienta que iba a marcar toda una juventud de sueños en gran angular. Las víctimas o los receptores de tal avalancha de sensaciones, no imaginaron en su niñez que las estrategias de los asesinatos se infiltrarían en sus esquemas más profundos, en sus habitaciones internas, en sus propios sótanos.

Y sin embargo, las jóvenes siguen cayendo. Y unos zapatos ocupan el escaparate del sueño. Dilucido crímenes y raptos y me asomo a persecuciones vertiginosas ajena a lo que podría ser el dolor, que aquí no existe. Sólo hay colores brillantes, y un puzzle… un puzzle para quienes no temen perderse.



4 comentarios:

Anónimo dijo...

Iba a dejar un comentario medio lirico sobre los sueños y la ficcion pero creo que el carca de Aute lo supo decir mejor:

"Cine, cine, cine,
más cine por favor,
que todo en la vida es cine
y los sueños,
cine son."

David S dijo...

Interesante.

Añadiría que una de las estructuras más influyentes inoculadas en nuestros cerebros por el daemónico cine es la de un Armagedón preciso en sus particularidades. Tsunamis, meteoritos, bombas nucleares, invasiones extraterrestres y otras golosinas por el estilo.

Anónimo dijo...

La descripción del "giallo" me parece simplemente brutal...
Una textura se iba creando mientras leía..
Magnífica entrada :)

Danzante dijo...

Lo que me encanta de los sueños es su errónea autoconsciencia, esa certeza absoluta, que puede durar ¿horas?, y que te invita a creer en la realidad de la fantasía hasta despertar...

Por cierto, me encanta el post sobre la epidemia de danzantes. Me gustaría enlazarlo en mi blog próximamente, si no le importa, define claramente "lo que busco" de mi propia bitácora: saltar y danzar como un demente encima de las frases. :D

Un saludo.