lunes, octubre 13, 2008

El Tormento De Las 13 Doncellas (1967)

¿Puede el inicio de una carcajada abrupta, infantil casi (diría inofensiva), convertirse en reverso del horror?


Tal vez sí en una producción alemana desteñida de los sesenta, aunque ni la carcajada consigue serlo, ni tampoco el horror. Pero, ¿qué importa? Habrá un castillo lleno de trampas, y un conde torturador capaz de reaparecer en las vigilias de los más pequeños, incluso la aurora que borra con su estela las horas más sangrientas. Y para las Auras del mundo habrá excesos visuales turbulentos e imágenes extravagantes que se congelarán en hallazgos preciosos.


Léase “Die Schlangengrube und das Pendel”, “The Torture Chamber of Dr. Sadism” o “The Blood Demon”, nos encontramos con otra versión de “El Pozo Y el Péndulo”, pero esta vez para centrarse, si es que lo consigue, en el artificio de la Tortura. Eso sí, se trata de una historia de torturas y verdugos bastante “sui generis” dado el trato ligero que se da al tono de la película, y la especie de Parque de Atracciones en que se convierte el castillo del conde Regula, en el que los suelos se abren al vacío, las paredes se pueblan de calaveras y esconden laberintos de pasadizos secretos y los salones se extienden en frescos que recuerdan al Bosco.


Si hay un elemento a destacar, aparte de la imaginería visual y el colorido que regala Harald Reinl en estos apenas noventa minutos, es la gracia de recrear una historia desgastada desde su inicio con aciertos imaginativos muy loables. Es el caso del trayecto en carruaje hacia el castillo, -en el que el director gasta más de la mitad de la película-, con un cielo ensangrentado que debería inquietarnos, pero que no sucede ya que lo acompaña con una melodía groovy de órgano insistente que nos pierde en divagaciones hedonistas, de escarlatas clubs nocturnos con decorados psicodélicos.

Quizás es el fragmento nocturno en el bosque el que más carga sombría comprende, al convertir la carroza en una marcha fúnebre, con seres desmembrados colgando de los árboles y filtros verde azulados inquietando el ambiente. Pero el mito lo consigue Christopher Lee, desvelando un nuevo demonio que pasa a formar parte de nuestro personal bagaje, recreando el eterno monstruo que el inconsciente presiente en sus formas.



2 comentarios:

Möbius el Crononauta dijo...

Sí sí, tortura, sangre y Mr Lee, perfecto cóctel para el sabado noche.
Gracias por el apunte

Saludos

Abuelo Igor dijo...

Esa peli la vi yo en su momento en VHS, recuerdo que era una cosita serie B muy barata pero del todo fascinante, llena de imágenes delirantes. De Reinl también he visto algún "Krimi" de los de Edgar Wallace que no estaba mal.

Para hacer un buen programa doble con "Danza macabra" o "Los largos cabellos de la muerte" de Margheriti.