Curioseando en la Wikipedia he encontrado este proyecto quimérico de Charles Ribart, arquitecto francés del siglo XVIII que diseñó este edificio con forma de elefante.
Hay pocos datos en la página, apenas que fue en 1758 cuando planeó el paquidermo artificial que pensaba ubicar adjunto a los Campos Elíseos, justo donde ahora se encuentra el Arco de Triunfo. Consistía en tres niveles a los que se accedía por una escalera de caracol interna, como se puede observar en el plano seccional del edificio. Uno de los aspectos más divertidos es que ¡incorporaba un surtidor de agua en la trompa!
Lástima que no encuentre mucha más información sobre el arquitecto, pero voy a remover en mis libros de Arquitectura y Urbanismo a ver si encuentro más datos.
En la misma entrada de la enciclopedia hay también un enlace a “Lucy, the Elephant” otra construcción elefantiásica hecha de hojalata y madera y que se encuentra en New Jersey diseñada por James V. Lafferty (al parecer todo un especialista en crear edificios con forma de elefante), pero no tiene tanto encanto como el proyecto de Ribart.
Aunque les dejo aquí el enlace por si sienten curiosidad.
18 comentarios:
¿Un precedente de Disneylandia?
Los humanos debemos tener una extraña necesidad de introducirnos en el interior de grandes bichos, que se lo digan a Jonás.
No entiendo porque nos sentimos cómodos dentro de un gran animal si es el lugar donde nos puede ingerir... eso sí, los proyectos paquidérmicos que expone valen su peso en oro.
Y al caballo de Troya… : P
Quizás este elefante-casa fuera la inspiración del de Moulin Rouge???
Saludos.
La verdad es que si hubierán querido hacer en su día, si podrían. La imaginación ante todo.
Hoy en día, los arquitectos solamente tenemos un problema a la hora de proyectar: el dinero. Y no sirve que para todo lo demás, mastercard.
Pues fíjese que al mencionar usted lo de Jonas y la ballena se me ha ocurrido que el pescado de pulgarcito es una reminiscencia cristiana, no? :)
Es bastante posible Pussy, y estaba recordando que la historia bíblica de Jonás prefigura la resurrección de Cristo (cuando sale de la ballena es como un segundo nacimiento). Entonces... ¿Pulgarcito es una especie de Mesías?
Estoy totalmente perdida.
No, Pulgarcito es un profeta :)
En estricto sentido todos hemos estado alguna vez dentro de otro ser vivo. Probablemente ese es el anhelo primigenio: regresar al útero materno...
¿A cuánto el metro cuadrado de habitáculo paquidérmico? Porque, visto lo visto, ya cambiaba un servidor la vivienda estilo nicho por el elefante con los ojos cerrados.
Demasiado tiempo libre y demasiada poca vergüenza...
A mí también me gusta más el primer elefante (el de Charles Ribart) :(
Jajaja...
"Los humanos debemos tener una extraña necesidad de introducirnos en el interior de grandes bichos": intentar compender a algunos, por ejemplo.
Un saludo.
A Emanuel Swedenborg, un genial científico, filósofo, inventor, y especialmente místico (de quien llevo buscando, con frustrantes resultados, su Himmel och Helvete desde hace casi un lustro, para que esta semana me envíen por mail un boletín ofertándolo a $70, ¡justo ahora que no tengo un céntimo! ¡¡MALDITA SEA!!) se le concedió el don de poder observar el Cielo y entablar largas conversaciones con sus habitantes, los ángeles.
El Cielo, dice Swedenborg, tiene la forma exacta de un ángel, y hacia cualquier lado que uno mire ve a Dios. Aunque no está permitido trazar un mapa del Infierno, le informaron que, análogamente, éste tiene la figura de un demonio.
Uy, Aura, te cuento que precisamente el próximo número de los hermanos chang está plagado de animales. Hay fotos de perros, un folleto sobre ranas que nunca se publicó, un hombre-loro, una historia esotérica de cuervos y así...
Saludos muchos
Algo extravagante y hermoso.
Los elefantes siempre me llamaron la atención como metafóras. Lo curiosos es que desde niña mi fijación son los elefantes bebés.
Tal vez por el cuento de Dumbo.
:)
Elefantes.
Construcciones con esas formas, me parece un proyecto bárbaramente
encantador.
Al ver que el espacio donde había estado la prisión-fortaleza de la Bastilla había quedado vacío, Napoleón Bonaparte no hizo ningún esfuerzo por sacar del cajón el proyecto de columna conmemorativa que la Convención había previsto levantar allí en 1792. En cambio, seguramente imáginándose otro Aníbal, dispuso que se construyera una fuente con un elefante de bronce de 24 metros. Apenas se concluyó el modelo de yeso en tamaño natural, Napoleón fue derrotado en Waterloo y tiempo después murió. Pero el elefante de yeso seguía en medio de París, robándole el el poco sol al petit-peuple y de a poco comenzó a desintegrarse por la lluvia. La mole aguantó un par de décadas hasta que lo derribaron completamente a mediados del siglo XIX. Victor Hugo lo convirtió en el escondite de Gravoche en su novela Los Miserables.
No solamente París tuvo su gran paquidermo, sino que podemos afirmar que el sueño de la razón produce monstruos y elefantes.
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