Después de leer el estupendo “Juego y Artificio. Autómatas y otras ficciones en la cultura del Renacimiento a la Ilustración” de Alfredo Aracil, ando más obsesionada que nunca con el mundo de los autómatas y los artificios mecánicos a los que dedicaré unas cuantas entradas del blog.
Para empezar, una historia sobre extorsión y dobles. Polibio en “Historia de la dominación romana” dedica uno de sus capítulos a Nabis, tirano de Esparta, que tenía una forma muy peculiar de cobrar sus deudas: se había hecho construir una máquina en forma de mujer, con clavos en su pecho y sus brazos. Tal y como nos cuenta Polibio, si alguien se negaba a pagarle aparecía la autómata y le daba un abrazo mortal:
“Aparte de esto, construyó una máquina, si merece tal nombre, que representaba una mujer adornada de ricos vestidos, y muy parecida en el rostro a su mujer propia. Cuando quería exigir dinero de algún ciudadano, le llamaba, le hacía un largo y afable razonamiento, exponiéndole el peligro que amenazaba a Esparta y al país de los aqueos, haciéndole ver el número de extranjeros que mantenía para seguridad del Estado, y los gastos que tenía que efectuar en el culto de los dioses y en el bien público. Si se convencía por estas razones, esto le bastaba para su intento. Mas si rehusaba obedecer al mandato, le hablaba en estos términos: “Ya que yo no valgo a persuadiros, pienso que os persuadirá Apega” (así se llamaba su mujer). Lo mismo era decir esto, que al punto aparecía la figura que hemos mencionado.
Nabis, cogiéndola de la mano por obsequio, la levantaba del asiento y hacía que asimismo el infeliz la abrazase y se fuese poco a poco acercando al pecho del ídolo, cuyos brazos, manos y pechos se hallaban erizados de puntas de hierro cubiertas bajo el vestido. Cuando el tal tenía echadas las manos por la espalda del simulacro, entonces el tirano, tirando por ciertas máquinas, le iba arrimando y estrechando despacio contra los pechos de la mujer, y así le obligaba a decir cuanto quería. De este modo, murieron muchos que rehusaron condescender con lo que pedía”.
17 comentarios:
Presiento que esta sección se va a convertir en mi favorita de toda la web. Pilar Pedraza tiene unos estupendos análisis en este tema.
Un beso, hoy soy yo la que estoy un poco triste :(
Una autómata que realiza abrazos mortales. Qué pensará de todo esto el compañero robótico de Barbarella.
Fascinante tema, el hombre que juega a ser Dios.
Me recuerda a la leyenda de El Golem.
Qué ingeniosos eran esos cabrones de la antigüedad, no como ahora que lo arreglan todo a tiros.
Pussy: En los libros que tengo de la señora Pedraza no hay ningún artículo sobre autómatas. Los buscaré. (Cada día me gusta más esta mujer)
Markitos: Incluso a Barbarella le gustaría este autómata, piense que venció a la máquina del placer.
Baldanders: En el libro que comento de Alfredo Aracil sobre autómatas hacen muchas reflexiones sobre esta figura relacionándola con prácticas alquímicas y esotéricas, le gustaría mucho.
Y Brujo: Desde luego ¡que inventiva! y mucho mejor que el cobrador del Frac.
Este año tengo una asignatura de Róbotica en la carrera y en las primeras clases el profesor nos enseño muchos videos de tipos que se dedicaban a hacer versiones de todos estos automatas pre-siglo XX. La verdad es que había algunos muuuuuuy siniestros.
Va a molar la sección esta.
Saludos!
Yo también lo primero que recordé fue al Golem.
Y ... como quisiera un ser mecánico que hiciera por unos seis meses mi trabajo, porque me siento FRITA!
Vuelve a dar en el clavo con una de mis debilidades (y van...). ¿Conoce el sirviente mecánico de Alberto Magno? ¿O la cabeza parlante de Roger Bacon? Los autómatas siempre me han fascinado. Eran inquietantemente complejos. Besos!
http://www.vi-e.cl/internas/construy/home_constr_red.htm
Estos dos que me comenta los conozco, Crazy Japan, aparecen en el libro que comento...
¡Gracias por el link!
Qué tétrica máquina!!!
Anoto la recomentadación del libro, que promete ser inspirador!
por fin te he encontrado, nabis. dame un abrazo!!
Eso de los pechos letales... Qué refinamiento el de Nabis, supongo que sería aficionado a metáforas.
Cómo se lo montaba el Polibio... Me alegra volver a leerla.
Los robóticos me resultan fascinantes.
Robóticos: la complejidad y el desquiciamiento...
¿Y qué me decís de la Olympia de engranajes? La musa del personaje de ETA Hoffmann, que siempre respondía a su admirador, hablara éste de política o de sonetos, con su imperturbable: ¡Ah...! ¡Ah...! ¡Ah...!
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แฮร่
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