martes, febrero 12, 2008

De lo Fantástico Visionario (VI): “Entreacto de la Apoteosis” de Leonor Fini

Nuestro mago Cocteau dijo de ella: «Tout ce surnaturel lui est naturel. On ne saurait imaginer d'autres acteurs, ni d'autres décors, que ceux qu'elle tire du théâtre de son âme

Leonor Fini fue una artista de lo fantástico sin creer en la diferencia entre fantasía y realidad. Expuso con los surrealistas sin sentirse identificada con el movimiento. Trabajó para el teatro, ilustró novelas e incluso diseñó frascos de perfume de igual forma que se dedicaba a su pintura… Todo lo que hacía era ella, pero manteniéndose como un encantamiento en la sombra, como un enigma.

“I paint pictures which do not exist and which I would like to see”

Su marido, el escritor André Pieyre de Mandiargues, decía de ella que era un delicioso monstruo felino, y algo de gata tenía Fini, ya que convivía con más de treinta mininos en un piso invadido por muebles modernistas y figuras decorativas.

Obsesionada con la muerte ya desde bien pequeña, se colaba en la morgue para dibujar cadáveres y sus cuadros siempre estuvieron ocupados por calaveras y esqueletos, así como de los más variados seres mitológicos. Se decía que otra de sus fuentes de inspiración fue una esfinge de su jardín sobre la que le encantaba cabalgar, motivo que después desarrolló en sus criaturas femeninas con la mitad inferior leonina.

En “L’Entracte de L’Apothéose” se autorretrata en un ser delicadamente andrógino, cuya feminidad atrapa al espectador en un voyeurismo tenso. La heroína se desprende de sus medias mirando al espectador, mientras tres terribles damas la rodean por detrás desprendiéndose de sus atributos de mujer. Las tres Parcas, o Brujas, o Furias, abandonan los largos cabellos femeninos y se arrancan incluso los rostros como si se de una segunda piel se tratasen. Máscaras. La obra se convierte en un juego de apariencias donde la belleza se besa con el horror para hipnotizar al espectador en una danza macabra de la vida.

La Apoteosis, la plenitud, tiene que pasar forzosamente por esta escena nocturna, por este paisaje de revelación, integrando el cuadro en la tradición alquímica que describe la obtención de la condición divina a partir de una fase negra o de podredumbre. Los elementos paganos y la imaginería de la ascensión mariana se unen sin rubores en un ambiente de pesadilla, mientras, los que soñamos, no podemos dejar de mirar al ser esbelto que muestra sus misterios.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

La "amazona del arte moderno" que faltaba. Que tomen nota en la Fundación Mapfre. Aprovecho para recomendar la exposición a los que anden por Madrid.

Higronauta dijo...

¿Por qué cuanto más se obsesionan con la muerte, mejores y más espectaculares resultan sus obras?

Anónimo dijo...

Gran sacerdotisa de la imaginación oscura. Curiosa esa destrucción de lo estetico, la ofrenda del pelo como se sigue haciendo en muchos lugares.

El canibalibro dijo...

No la conocíamos. Da gusto pasar por aquí a descubrir personajes tan interesantes.
Un saludo del Canibalibro.

Baldanders dijo...

Deliciosa