viernes, abril 11, 2008

Colonia

Me he perdido en la callejuela de tenderetes y aceras húmedas. Con la cara recién lavada en la caravana desmontable y la ilusión madrugadora de fotografiar ranas. En Morocco.
Más tarde he recordado el terciopelo y los ojos móviles de los caballitos de cartón, y el peculiar trino de sus aleteos al revolotear sobre las flores. Han escondido el huevo de Pascua entre sobresaltos y paletadas en el cementerio. Para quienes no quieren ver.
Y el rayo cae oblicuo sobre los tejados invertidos, y hace cantar a las aguas saltarinas de la fuentecilla del claustro. La inquietud zarandea los zarzales, y se aparecen sonrisas y sombras insanas entre las espinas.
El rosa es el color del diablo. Y lo coloca primoroso en los sangrados de las azaleas y en rubores falsos de candilejas, en los decorados de papel cárnico y en las felices fábulas infantiles. En cambio el negro se aposenta en juveniles sotanas y en las alas más vistosas, de pestañas liliáceas, penitente y orgulloso, como un florete alzado.
Saludo a Mercurio desde mi refugio, y me presta sus dones alados para sobrevolar los pozos cenicientos, tras la locura del fucsia y el amarillo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé si está en Colonia, en Marruecos o en la isla de Pascua, pero qué buen estilo, como siempre :)

Anónimo dijo...

Se echaban de menos estos posts tan deep.

Enrique Ortiz dijo...

Genial, Aura. "Y el rayo cae oblicuo sobre los tejados invertidos...". Un beso :)

el loco oficial dijo...

Es un texto lleno de imágenes, perspectivas, contrastes de color,... es de lo mejor que le he leído querida. Felicitaciones :)
Un beso.

Anónimo dijo...

Sus textos son una secuencia de postales que funcionan por asombrosa osmosis.
Muchos besos, Aurita.
I miss you (but I'm fine, don't worry.)