jueves, noviembre 10, 2005

Condicional

Si…
Ante la duda sólo llegar un poco más alto. La hierba está mojada y la humedad se filtra a través de las medias, mordiéndome el musgo en los muslos. Pierdo el sentido al alzarme entre las copas de los árboles que lanzan destellos siniestros. Pierdo la cordura, y la sonrisa… acuchilla.
Oigo el rumor de la criatura de rubí frotándose contra setos y espinos.
Todo se ralentiza, la melodía que surge de la caja con valses de violines chirriantes y la cadencia de mis pisadas que mullen la tierra hollándola para descansar. En ojos de muertos camino. Doy vueltas y vueltas, así tal vez pierda la estrella, así podría recrearla, siguiendo señales en los brotes tiernos recién masticados, en el transitar del cielo, en la resina que rezuma en las cortezas saeteadas, la savia exprimida chorreando en sus manos impuras. El árbol derribado a hachazos, abierto hasta el vientre, ahí, expuesto su cuerpo rallado. El bosque gira a mi alrededor mareándome.
El viento remueve el alma hasta la nausea. Descubre un sutil movimiento en la estatua. Revolotea en mi ropa interior que se remueve, se arruga y grita en mis caderas. Y sigo, enredándome en arbustos y lianas, despacio, muy despacio.
Hay un sudario extendido sobre la cama. Está allí abandonada en el claro, la podredumbre se extiende por los cojines bordados de cabellos cobrizos, por las sábanas abiertas al verde. Restriego mis mejillas en la ropa de cama, un gemido corretea junto a mi oreja y se introduce en mi oído. Maúlla.
Me detengo a mirar, será sólo un segundo. Sonrío, hay malicia ahí. Y después continúo en pos de aquello. Si… tal vez, cegada por los últimos ríos sanguinolentos que se derraman por el tobillo.


Para escuchar, de la banda sonora de Trono di Fuoco de Jess Franco Bruno Nicolai. Un organo nella notte.

5 comentarios:

Kepa dijo...

uffff, me ha encantado este texto, parecía que me leías la mente. Conozco un sitio, un bosque (bueno, varios bosques), lleno de enredaderas, boj y la mirada indiscreta de pájaros, ardillas y corzos, donde podrías sentir lo que describes.

Siémpre he tenido una fantasía, no sé si propia o impuesta: una cama, de esas antiguas, con cabecera de metal, en mitad de un bosque. Las hojas de otoño caen sonbre las sábanas revueltas batidas por el viento. El resto imagínatelo.

Nicho dijo...

Esas chicas estupendas con sus medias medias blancas, calzando zapatos de tacón alto, es invierno, minifalda o pantalón corto decorado con una mariposa telaráñica, muslos al aire libre, bañados con una fina lluvia de sagre, muslos picoteados por el aire salvaje, resultado todo de sus correrías por lo desconocido.
Esas chicas estupendas, ¿dónde están?

Felicidades Aura, escribes muy bien.

bubastis dijo...

Bonito texto. Muy sensual, muy privado...

Kepa dijo...

Me he descargado la canción. No se por que pero me recuerda un tiovivo. Te pega mucho esa canción, y al relato le queda como un guante de seda.

Baldanders dijo...

Delicioso.../a.