lunes, noviembre 28, 2005

Ghost Busters

Después de encontrarme con este aparato japonés para localizar entes y presencias fantasmales, me dispongo a dedicarme a ello en mis ratos libres. Sin descartar el poder consagrarme a esta tarea en un futuro próximo si resulta rentable.
Así que me abrocho el mono de trabajo, como ya lo hiciera nuestros amigos Bill Murray y Dan Aykroyd en Ghost Busters y me siento a esperar la llamada de emergencia de alguna anciana a la que se le presenten espectros vestidos con sábanas blancas y cadenas. Que trabajo más placentero.
Para el recuerdo: mi secuencia favorita, el muñeco gigante de los Marshmallows a punto de destruir Nueva York. La idea de un genio hecha terror.

6 comentarios:

Enric Draven dijo...

esa pelicula nos marco a los jovenes, los nacidos antes del 80 (en mi caso por meses), un tipo de aventuras que ahora los jovenes no entienden... un muñeco de las galletas destorzando la ciudad!

saludos!

Enric

ayn dijo...

¡¡¡tan brutal!!!
filme mítico donde los haya. Esos cazafantasmas que nos salvan de esa gran "nube" sonriente. Y cuando al final salen triunfantes recubiertos de pasta de "marshmallows" y todo el mundo les jalea...Me encanta. Por cierto, no quiero ser redundante, pero Bill Murray, brillante hasta en éstas películas.

estoy convencido de que existen los espíritus que pululan a nuestro alrededor...

el recuerdo, alegra el día...Gracias!!!

Anónimo dijo...

¿Y el aparatito ese de que te sirve si no inventan algún otro para echar a los fantasmas?

(Vale que puede ser importante a la hora de escoger una casa, pero si ya tienes el espectro dentro prefiero ni enterarme)

Raul dijo...

Dejar la mente en blanco no es tan fácil, cuando no se quiere, ¿verdad? Cuesta trabajo, salvo si estás en:
a)Exámenes
b)Declarándote
c)Dando explicaciones al juez de por qué el cuchillo tiene tus huellas y la sangre de otra persona.

Y, la verdad, el muñeco de los Marshmallows (que a mí siempre me pareció el de Michelín, en mi incultura yanqui) no es una salida válida (aunque sí ocurrente).

Anónimo dijo...

Ah! ¡Qué gran película!, lástima que no se hiciera una tercera, porque merece ser una trilogía.

Y lo del aparato japonés es simplemente otro ingenio más de los bizarros japos, por dios! quiero ir a Japón a comprar inventos, alguien se apunta al viaje?

Un saludo!

Anónimo dijo...

Ah! ¡Qué gran película!, lástima que no se hiciera una tercera, porque merece ser una trilogía.

Y lo del aparato japonés es simplemente otro ingenio más de los bizarros japos, por dios! quiero ir a Japón a comprar inventos, alguien se apunta al viaje?

Un saludo!