martes, mayo 01, 2007

Hipnosis: Charles Lafontaine

Si yo hubiera nacido en el siglo XIX habría decidido como Charles Lafontaine (1803-1892) ser hipnotizador, o quizás mago. Hoy en día lo descarto porque el mercado laboral está muy saturado, pero llevo tiempo ensayando lo de hacer hablar a mis muñecos...

En el caso de Lafontaine la vocación le vino porque al ver que no triunfaba en su profesión, la de actor, tuvo que pensar en una segunda alternativa, y lo del mesmerismo no se le dio nada mal, al fin y al cabo no se trata de ocupaciones tan distintas.

Charles tenía la suerte de poseer un físico imponente, que sin duda le ayudó en la tarea de impresionar a los espectadores de su show ambulante. Era conocido como el “animal magnetizador” y al parecer era un personaje realmente exótico para la época: un caballero de fuerte musculatura, pelo oscuro y ojos penetrantes. Vestía siempre de negro y lucía una luenga barba que le llegaba hasta el pecho.

Viajó muchísimo convirtiendo el mesmerismo en un fenómeno popular. En un principio al verle, la gente creía que se trataba de un falso místico o uno de tantos curanderos, pero eso no impedía que sus espectáculos tuviesen muchísimo éxito. La clave de su credibilidad era la demostración de que sus experimentos no eran un fraude a partir de la prueba de la insensibilidad. Hacer que un paciente obedeciera sus órdenes o entrara en trance no tenía mucho mérito, pero él llegaba más lejos: sometía a los pobres voluntarios a descargas eléctricas o los quemaba con velas y como estos ni se inmutaban, así conseguía demostrar que no era un farsante y que tenía auténticos poderes. Un tipo listo.

Y se puede decir que Lafontaine creó escuela dentro del colectivo de hipnotizadores porque muchos le imitaron y para sorprender al público acaban sometiendo a sus sufridos pacientes a verdaderas torturas... ¡Todo por el bien de la ciencia!

Lo cierto es que nuestro amigo Charles se acabó haciendo un nombre dentro de esta práctica, incluso publicó una revista propia llamada “Le magnetiseur” y escribió una autobiografía a la que no me importaría echar el lazo. Mmmm.

Bueno señores, yo visto lo visto, voy intentar aprender algún truco hipnótico. Pronto les obsequiaré con alguna historia mesmérica más, a ver si conseguimos dominar el mundo ;)

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Hoy ya no hay mesmeristas, hay amodorristas. Enciendes la tele y estás acabado.


Un saludo, Aura.

Pussy Galore dijo...

Genial, yo siempre he querido ser hipnotizada. Eso, combinado con mis tendencias sado, convierten a Lafontaine en mi nuevo ídolo... :)

Anónimo dijo...

Me estudiare sus libros para aprender a hipnotizar tiernas gacelas, porque esta visto que lo de hacerme invisible para entrar en las duchas femeninas es demasiado complicado.

Anónimo dijo...

Yo a los magos y a los gurús los prefiero con turbante, que queda como más exótico. Los europeos no me terminan de motivar.

Anónimo dijo...

Me has dejado en trance :)

The Big Kahuna dijo...

Yo pertenezco a esa estirpe de escépticos que creen que nunca podrán ser hipnotizados. Aunque lo cierto es que nadie lo ha intentado todavía, así que vaya usted a saber. ¡Constantinopla!¡Madagascar!

Markitos dijo...

Yo de pequeñito intenté hacer el truco de tirar del mantel y que todo se mantuviera en su sitio.

Costó dos vajillas darme cuenta que como mago no tenía futuro. Luego lo intenté como hipnotizador, pero me entraba la risa.

Qué 5 años más divertidos tuve.

J.Álvarez dijo...

Interesante! ...Luego ninguno se quejaba x las marcas en su cuerpo?!

Aura dijo...

Debía haber algo de masoquismo inconfesable en todo aquello xD

Anónimo dijo...

como me ha gustado lo de "luenga barba", creo que dejaré de afeitarme una temporada XD