domingo, noviembre 07, 2010

Alraune (1928)


¿Qué extraño poder tienen las féminas protagonistas del cine alemán de los años 20? Llámense Lulú, Lola Lola o como en este caso, Alraune, el hecho es que estas heroínas fatales portan con ellas el estigma del desastre. Su belleza acaparadora se convierte en látigo de quienes se dejan prender por sus hechizos. Mujeres-trampa, diosas de la perversidad, alimañas preciosas, visten el cine de la gloriosa pantalla demoníaca.


Lo cierto es que esta película dirigida por Henrik Galeen es un mero pretexto para exaltar la figura de la “Espectra”, de la vampira psicológica o Harpya. Quienes quedaron apresados por la belleza mistérica de Brigitte Helm como mujer/robot en Metrópolis, sin duda, debieron celebrar la exposición de “Alraune” como galería de fotogramas del objeto ansiado. Brigitte-Alraune realmente posee una belleza inquietante, es una de esas maravillosas criaturas que nos impiden despegar los ojos de su aura cuando están en pantalla, pero Brigitte es huidiza y abrupta, su belleza a menudo se viste de los colores de la serpiente o de la crueldad de las espinas. Sólo puedo catalogar su interpretación como fabulosa: sus movimientos espasmódicos en ocasiones se derriten en una languidez hipnótica, todo en ella es gesto, danza arcaica y bravura, y por todos estos motivos “Alraune” se erige en una obra de culto a lo que se ha denominado tantas veces como ‘femme fatale‘.


Alraune es una chiquilla que ahoga moscas en una taza de café, que convierte en titiriteros a los hombres que se cruzan en el destino de ‘aquella que atrae el oro y la fortuna pero también a la fatalidad’. La mandrágora de Hanns Heinz Ewers toma cuerpo, escoge piel y ojos azules, y juega con perlas y juega a seducir al creador de su bizarra gestación: la hija de una prostituta inseminada con semen de ahorcado. La raíz del mal.


Como sus amigas coetáneas de la era dorada de Weimar, la idea de Alraune, de esa curiosa mezcla entre folclore y ciencia ficción, se viste con las mejores galas en la sala de proyección. Todo esplendor es poco para hacernos entender, gracias a las vestiduras, el poder primitivo de la hembra perversa, de su sustancia oscura y envenenadora. Alraune es el lucimiento de un enigma, y como tal, creo que el autor no pudo haber imaginado una encarnación más hermosa.

viernes, octubre 15, 2010

La Dama del Antifaz


Faltan algunas páginas en el libro, en su lugar, en lugar de la página 60 aparece la 45 y en lugar de la 61, la 28, como si este juego hubiese sido destinado a entretener el frío de mis manos. Y debo decir que no he escatimado recursos en adornar las lagunas literarias que ocasionaron las páginas ausentes, aunque mi primer impulso fuera abandonar la novela.
No hay mucho que reseñar de las últimas jornadas. No compro nada. No me caso con nadie. Espectadora de retratos y de series sobre adolescentes. Hago collages con las páginas de las revistas. Busco en el nuevo esmalte de uñas ese nombre evocador que me transportará en un instante al color imposible, al escenario de los disparates. A veces, y lo digo con desesperanza, sólo es un número, por ejemplo, este verde pálido, ahogado, es el 32, y necesito, como mínimo, un lazo en el cabello, para lograr sacar algo de ahí.
Mis manos necesitan mantecas de almendras y unos guantes tan ajustados, que el sastre tenga que tomar las medidas cosiendo sobre mis manos. Fantasías que sólo compartiría con Robert de Montesquiou. Compondré para él un libro sobre las hortensias azules, touché, y sobre las magdalenas amargas de limón. Es el arte de aparentar.

lunes, septiembre 20, 2010

La Villa del Bambino Urlante


Descubro por estos parajes virtuales que la casa que nos obsesionó durante gran parte de nuestra infancia y adolescencia, la villa modernista que retrató Dario Argento en “Profondo Rosso” se encuentra en Corso Giovanni Lanza 57 de Turín y, resultando la realidad mucho más prosaica, se llama Villa Scott, al tomar el nombre de la persona que encargó la construcción de la casa. Villa Scott fue construida en 1902 por Pietro Fenoglio, arquitecto que diseñó varios palacetes modernistas en Turín. Cuando se rodó la película en el año 1974 la casa albergaba un instituto femenino de monjas y se cuenta que el cineasta para realizar con tranquilidad las tomas que necesitaba, mandó a monjas y alumnas a unas pequeñas vacaciones pagadas a Rimini.


Dentro de la obra magna que es “Profondo Rosso”, la Villa del Bambino Urlante recibe el tratamiento de un personaje más, dedicándole Argento a su presentación y exploración el tiempo que un amante atento dedicaría a su enamorada en el lecho. Los interiores de la villa se desmenuzan con tal minuciosidad que la casa poseedora del secreto se transforma por sí misma en misterio, y tiene su propio desarrollo dentro de la película, de creación, éxtasis y ocaso purificador.


Sin duda “Villa Scott” es uno de esos lugares que desprenden efluvios magnéticos, que nos atraen con falsas ilusiones de voces y que en sus pasillos interminables y en sus entrañas lúgubres ocultan un alma de “casa maldita”. Los seguidores de la filmografía argentiana lo demuestran con creces en las instantáneas que han tomado de la villa tras ir en peregrinación a Turín, un breve paseo por las galerías de Flickr se lo demostrará. Yo he tomado prestada alguna muestra, hasta que pueda viajar a la casa endemoniada.

jueves, septiembre 16, 2010

Butaneeeerooooo


Vecinos, gente con clase, compadres y mentes con poderes prodigiosos. Bonito elenco para una publicación, al alcance de la mano, gratuita y de reproducción analógica. Además es tan sexy llamar al butanero en deshabillé desde la ventana... Y el color Butano nos sienta tan bien... Mmmmm.

sábado, septiembre 11, 2010

Monstruos en Post-It


¿Un director de shows de televisión para niños que dibuja monstruos en notas Post-It en su tiempo libre? ¡Estupendo!






Más seres fantásticos de inspiración lovecraftiana y espantos en trazos herederos de Gorey en su blog. Incluso las pesadillas de "Vargtimmen" tienen cabida, y es que en algo se tenía que notar que Don Kenn es danés.

lunes, septiembre 06, 2010

The Seven Addictions and Five Professions of Anita Berber


Anita es una vieja amiga, y lo es desde el primer momento en que vi una de sus fotografías: la curva de sus mejillas, su arisca nariz y sus negros ojos maliciosos me confirmaron al primer vistazo que ya nos conocíamos. Al encontrarme con su rostro pintado de blanco y la línea de su boca escarlata ya supe de la “Sacerdotisa de la Depravación”, de la “Mujer Fálica“, de “Astarté”, de la “Madonna de Dresde” y de la “Diosa Desnuda de Berlín”, todos sus avatares estaban ante mis ojos.


Durante la república de Weimar, la pelirroja Anita fue sin duda alguna la personalidad más decadente en un mundo sin límites morales o restricciones legales. Tras su espectáculo de las danzas de la lujuria aparecía en los nightclubs y casinos exhibiendo su cuerpo perfecto bajo un chal de marta, con un mono colgado de su cuello y un broche plateado repleto de cocaína. El escándalo estaba servido. Todos temían a la perversa starlet, quien podía ofrecerse sexualmente a cambio de dinero, robar o golpear a quien se le antojara. No contenta con seducir a las esposas de los caballeros más pudientes, les obligaba a entregarle a sus hijas vírgenes. La prensa amarilla se nutría de escándalos sobre la vida libertina de la Berber: su bisexualidad, sus orgías en hoteles, colección de mascotas exóticas, adicciones diversas y ataques de ira.


Las “Danzas de la Depravación, el Horror y el Éxtasis” se estrenaron en Viena y consiguieron escandalizar a la viciosa sociedad de su época. Junto al bailarín Sebastian Droste inmortalizó fantasías erótico-esotéricas con títulos como “Suicidio”, “Cocaina”, "Morfina” o “La Noche de los Borgias”, números de danza expresionista en los que la bailarina desnuda o vestida con una imaginería grotesca, desarrollaba un turbador eroticismo, con el abrazo de la muerte siempre presente en sus coreografías. Como si de un ritual mágico se tratara, la diosa pálida se movía a cámara lenta al tempo de la música, cada uno de sus mínimos gestos expresaba una intención exacta, y su cara empolvada se convertía en una rígida máscara o en la expresión del espanto o sufrimiento más intensos, para después desfallecer en un arrebatamiento sensual. Se dice que quienes osaron interrumpir la celebración pagana e irritar a la divinidad, acabaron la noche con la cabeza abierta debido a un golpe con una botella de champaña o con los pantalones orinados por la Princesa, que no dudaba en interrumpir los aplausos para castigar a aquellos “lascivos que la aburrían”.


Como pueden comprobar, Anita, mi vieja amiga, era realmente maravillosa. Si desean profundizar en su vida y performances les recomiendo la espléndida biografía “The Seven Addictions and Five Professions of Anita Berber” de Mel Gordon, que retrata el ámbito publico y privado de la artista, además de hacer un delicioso repaso por las manifestaciones artísticas de la Alemania de los años 20.

jueves, agosto 26, 2010

Libro Azul


Únicamente he podido conseguir un número de la revista "Libro Azul", la cual se publicaba allá por los años setenta de la mano de Ediciones TUCAN y, según el sumario, teniendo como director técnico a Fernando de Bernabé y Monet. Con un equipo de desconocidos colaboradores en los textos e ilustraciones, e incluso ¡contando con un asesor químico!, "Libro Azul" resultaba una publicación algo cándida debido a su devoto apasionamiento por los temas de parapsicología y esoterismo tan en boga en la Era de Acuario y su insustancial tratamiento de los mismos.
En el ejemplar que tengo en mis manos se incluyen varios artículos sobre Cartomancia, Avances de la Ciencia, Grafología, Radiestesia, Ovnis; e incluso una breve biografía de Rasputín y algunos relatos de tinte fantástico que me han hecho sonrojar, como el excelso: "Matrimonio Español perseguido" o la corta historieta gráfica "Iris Atómico" para la paz y la humanidad y sobre la Unión de Los Estados Universales y la aventura de engendrar un niño en la Tierra de los dos viajeros planetarios Arcun y Nirca.
Para su solaz he escaneado algunas de las ilustraciones que me han resultado más evocadoras. Una hermosura:






lunes, agosto 23, 2010

W. B. Yeats. La Rosa Secreta


La abigarrada cubierta que nos abre la puerta a la colección de cuentos que componen “La Rosa Secreta” fue diseñada por Althea Gyles siguiendo las indicaciones que revelaba el autor e influida por la orden Rosacruz y la Golden Dawn, de la que Yeats formó parte. Simboliza la flor que el poeta debe descubrir y extraer narrando. La musa que gobierna las páginas del libro, y el conocimiento o sabiduría que encierra la mujer-rosa, y de la que Yeats se sintió servidor.
La portada se asimila, pues, a una entrada, desde cuya composición se hace referencia a serpientes enroscadas y danzas místicas circulares que conforman un entramado de espinos. Y los protagonistas que allí se internan se convierten asimismo en senderos, moviéndose desde el árbol de la Rosa hacia un destino oculto, que les une. La Rosa, diosa y guía, revela enseñanzas secretas al mismo tiempo que protege sus misterios, y los lectores y protagonistas del libro caminan por sus propias vivencias e intimidades, atados por lazos inexplicables e invocados por la poesía de iniciación, que introduce la obra.
Los detalles que acabo de describir, en cuanto al envoltorio, son también símbolo. Del mismo modo que el lector penetra en las sendas marcadas por Yeats, sus personajes, mediadores entre el mundo mortal y el otro, el que se intuye subyacente, están marcados por un sello que los distingue del resto y su sino les hace enfrentarse a revelaciones sobrenaturales y aciagos amores, a milagros fulminantes y a los seres elementales que la naturaleza guarda en sus entrañas.
Yeats, el mago creador, construye un universo simbólico que reúne en el discurrir de su prosa su interés por la alquimia, el hermetismo, el Neoplatonismo, las leyendas irlandesas y la estética de William Blake y los prerrafaelitas, además de las teorías de Walter Pater y el simbolismo francés. Este sincretismo fluye en la magia de sus palabras con un aroma místico que impregna sus narraciones, bañándolas en un halo de imprecisión e idealismo rituales.
Como alguien me escribió en un mail hace muy pocos días: “Larga vida a la Rosa Secreta”. En septiembre... novedades.

viernes, agosto 20, 2010

Ice Cream Mike


Mike Kennedy y su perturbadora psicodelia heladera:

De nata, fresa y de limón - Mike y Toti 1973

Soy el mensajero del dulce frío de color
hago que repiquen las campanillas en el paladar
Soy el heladero, sí, que ya llegó
y los niños vienen hacia mí como por imán

Déme un helado, por favor, de nata, fresa y de limón...
démelo muy grande, por favor, con chocolate que es mejor..

Con mi carro blanco al verano le doy sabor
todos los chiquillos un arco iris van a probar
por unas monedas doy menos calor
todos viéndome venir se relamen ya

Déme un helado, por favor, de nata, fresa y de limón...
démelo muy grande, por favor, con chocolate que es mejor…

A mí primero, señor heladero
mire que se cuela, tenga mi dinero…


martes, agosto 17, 2010

Usher


“Soñar ha constituido el fin de mi vida. Por eso he construido, como ve usted, este lugar para los sueños”

Escojo esta cita de Poe, no al azar, ya que sin duda la cinta de Jean Epstein es deudora del esteticismo que encierra la frase. Del mismo modo, mi método para escoger películas también debe a la sentencia del escritor de Boston. Doy preeminencia en mi butaca a los impactos sensoriales y a la belleza de las imágenes, esas imágenes que permanecen en mi retina mucho después de la contemplación estética y transcurren solitarias en mi vigilia portadoras de significados intrínsecos, novedosos, que el primer visionado quizás no reveló. Esas imágenes que pasan a formar parte de mi bagaje personal para el ensueño.


Jean Epstein debía tener similares inclinaciones, ya que en “La Chute de la Maison Usher” hace suyas las ideas de Roderick Usher en el relato, quien seguía las teorías sobre la materia del Doctor Percival o el obispo de Landaff al afirmar la sensibilidad del reino de lo inorgánico. También en la mansión de Epstein la colocación de las piedras, el orden en que fueron colocadas, los árboles que circundan la casa y su reflejo en las aguas del estanque responden a una existencia subterránea y corrupta que en este caso, contagia de una oscura melancolía a los moradores, emponzoñando su alma y llevándolos a las locura. En Usher la naturaleza y el mencionado reino de lo inorgánico poseen al hombre, y el verdadero acierto de la película de 1928 consiste en reflejar fielmente este rasgo romántico de la obra de Poe que otros autores han simplemente apuntado. En “La Chute de la Maison Usher” cada elemento de la casa al que el escritor supo diferenciar e insuflar vida en el papel, ha sido fielmente retratado.


Y no es la única virtud de la cinta la de ofrecernos una galería del imaginario poeiano. El guión firmado por Luis Buñuel excava en el universo de la obra literaria, añadiendo otras conocidas historias a la narración de la caída de la casa maldita. Sin duda, para resaltar la filiación esteticista de la versión, escogen “El retrato oval” y su obra perfecta inacabada, o continuando la labor arqueológica convierten a Madeleine Usher en esposa de Sir Roderick, como casi apunta el narrador al citar al inicio del relato la consanguinidad de la estirpe Usher. El cuidado guión se convierte así en un homenaje a la fuerza evocadora de las imágenes de la narrativa poeiana, y a esta intención responde el que la mujer (o mejor dicho la muerta) se desarrolle como un mero pretexto poético, o que la demencia del protagonista se destaque como elemento estético perturbador.


“C’est la qu’elle est vivante!” Podríamos decir de Madeleine, de los objetos, de la mansión Usher, y de la película misma.



lunes, agosto 09, 2010

Gabriele D’Annunzio. Le Vergini Delle Rocce


“¿Las conocí en el tedio de un día cualquiera o fueron tal vez criaturas fruto de mi deseo y mi perplejidad?”

De igual modo el que lee se encuentra preso del mismo hechizo. ¿Habitan Massimilla, Anatolia y Violante un jardín cerrado al que sólo accederemos a través del filtro impreciso de un espejismo de rocas llameantes, o se trata de simples muchachas entrevistas esquivando el tráfico que prometen con su silencio descubrimientos que mueren en la fuga? Cómo describe el propio escritor en el prólogo a la novela-poema, “tal vez sólo se comprende lo inefable a través del lenguaje de la sangre, elocuente, que se expresa en las venas de las más bellas manos desnudas”.
Con títulos anteriores como “Las Tres Princesas” o “La Trinidad”, la obra literaria, poema en prosa, deseo de escritura total, se descubre como un proyecto idealmente ambicioso. Un poema en el que los sucesos reales aparecen transfigurados en significados elevados y difusos. No se articula como una novela más, más bien se convierte en un relicario de silencio, soledad y pasado, en un ballet espiritual en el que las figuras de las Vírgenes se mueven en un fondo de paisaje que está en consonancia con el ardor y desolación de sus almas.
Le Vergini Delle Rocce” deviene fábula de un universo en continuo florecimiento y extinción que tiene como protagonistas a tres hermanas prisioneras del tiempo en una villa desatendida, donde el tedio se convierte en un sueño ilusorio, y del mismo modo en locura, y en un verdadero culto al presente inmóvil que se acaba confundiendo con el mito del pasado compartido. Las tres hermanas núbiles viven de correspondencias secretas, que expresan a través de vibraciones imperceptibles en su voz y en su mirada y que son consustanciales al paisaje. En la cadena de rocas puntiagudas ahora azules, ahora púrpuras, ahora rosáceas como el coral, se reflejan las jóvenes como en un espejo, mostrando las afinidades secretas de la naturaleza.
Es el legado del artista vidente, que revela en los detalles el poder de la divinidad a través de páginas repletas de magia, que se desarrollan con un ritmo ralentizado e hipnótico que congela los objetos, las formas y las figuras en claroscuros en relieve. Las Vírgenes se estilizan en proporciones ideales, casi alcanzando la categoría de alegorías, encarnaciones de sueños imposibles. Apariciones espectrales que sin embargo se hacen vívidas en la profunda sensualidad del detallismo de sus manos o sus cabellos.
Tal vez ellas esperan en su jardín secreto a aquel que se atreva a descubrirlas para después dejarlas escapar y desaparecer sin retener su fragancia.

lunes, agosto 02, 2010

And So Died Riabouchinska (1956)


Este episodio de “Alfred Hitchcok Presenta”, basado en un relato de Ray Bradbury, es una muestra magnífica sobre las posibilidades dramáticas de las historias sobre ‘dummys’. “Y así murió Riabouchinska” desarrolla en sus 25 minutos de rigor, el nacimiento y ocaso de una criatura animada, tomando el mito de Pigmalión como punto de partida y transformándolo en una historia de amor de hálitos románticos.


En un decorado de vodevil se desencadena la tragedia amorosa, cuya pareja protagonista es un amante a lo “Werther” y una muñeca deliciosamente vestida, gemela de la amada desaparecida. Si algo nos demuestran las series de TV mejor que la gran pantalla con respecto a los muñecos, por ejemplo, en las deliciosas incursiones en el tema de La Dimensión Desconocida: “Caesar and Me” o “The Dummy” es en primer lugar que ellos son los que mandan y en segundo lugar que la explicación fantástica es posible, y aún más, que habitualmente es la correcta.
La singularidad del capítulo ideado por el genio del suspense es una trama repleta de guiños, pistas y chistes a costa del mundo de la farándula y de la fiebre por el dinero, pero el foco se aparta de las bambalinas, acercándose a las locuras del artista y a su poder visionario, dirigiéndonos al epicentro del pathos de Fabian y sus obsesiones hacia el receptáculo de su pasión. Y como en multitud de ocasiones nos ha señalado el medio artístico, el asesino es el artista, es el corazón, frente a su entorno mezquino, incluyendo al antihéroe que ejecuta el detective Krovitch (un jovencísimo Charles Bronson). No es raro, por tanto, que no nos despeguemos de Fabian, y que seamos incapaces de apartar los ojos de su presencia acaparadora ni de su partenaire en el escenario, cuyas acciones fatales nos mueven a la compasión y al espanto, siguiendo la estela de la tragedia griega.


Estamos acostumbrados a los muñecos diabólicos, a la maldición que pesa sobre sus miembros articulados, pero en pocas ocasiones encontraremos como aquí, a una muñeca-dama con espíritu de aristócrata rusa, suplente de mujer y con la facultad de morir cuando deja de amar a quien le ha dado vida.

miércoles, julio 28, 2010

El Oscuro Objeto


Así se titula el capítulo 18 de "Middlesex" tras haber pasado ya el meridiano de la novela. En él, una joven Calíope está a punto de descubrir un pequeño pene escondido entre los pliegues de su vulva y a descubrir también al objeto de deseo que marcará toda su adolescencia.
Verán, el encuentro sucede así. Nuestra protagonista, Calíope, lee en clase un fragmento de la “Ilíada” relativo a la diosa Afrodita:
“Era la una. El letargo de después de comer flotaba por el aula. Fuera, el cielo amenazaba lluvia. Llamaron a la puerta.
-Disculpe, Callie. ¿Podría parar un momento, por favor? -El señor Da Silva se volvió hacia la puerta-. Adelante.
Al igual que mis compañeras, alcé la vista. En el umbral había una chica pelirroja. Dos nubes se encontraron en lo alto, patinaron y, dejando escapar un resplandor, siguieron su camino. La luz cayó sobre el tejado de cristal del invernadero y, pasando entre los geranios suspendidos, realzó el fulgor rosado que ahora, como una especie de membrana, envolvía a la recién llegada. También es posible que el sol no tuviese nada que ver, sino que se tratase de cierta intensidad, de un fervor, de mi mirada”
A partir de esta revelación, Callie, la hermafrodita, muestra en el desarrollo de la narración un interés que define como “zoológico” hacia la nueva compañera de clase: sus explosiones de pecas, su forma de caminar arrastrando los pies, su desgana, sus labios finos, su mirada ausente… El encuentro lírico evoluciona hacia el despertar sexual, y la pelirroja se establece en la memoria sentimental de él/la protagonista hasta la edad adulta, evocando su recuerdo, imágenes de una belleza agridulce y fantasmal.
La pelirroja no llega a tener nombre. La conoceremos como el Oscuro Objeto, así la bautiza Callie años después de que perdieran el contacto. Ya convertido en Cal y destinado a a Madrid, ve en un bar “Ese Oscuro Objeto del deseo” y aunque no logra entender la mayor parte de los diálogos del film, le cautivan las escenas en que se ve a Fernando Rey con un pesado saco cargado al hombro: en el restaurante, en el parque, cogiendo un taxi, etc. Así interpreta Cal el recuerdo que le persigue, “como si llevara a cuestas un peso o una carga desconocida y misteriosa
Cuando ideé mi Tumblr como una caja de fotografías virtual en la que rescatar fulgores en los que quedara apresada una parte de mi Objeto, no dude en bautizarlo así. Creo que lo entenderán fácilmente.

domingo, julio 25, 2010

Tu vida en sociedad

El libro que nos ocupa, se publicitaba en los periódicos en abril de 1974 como una guía moderna y práctica de la vida social. El librito glosaba, a modo de diccionario, el protocolo considerado más adecuado ante situaciones tan variadas como propinas, vestuario, conciertos, bailes, etc. Todo ello amenizado con ilustraciones, entendemos que ejecutadas por mano de la escritora que firmaba la obra: María Marco.
En el prólogo a la edición se hace hincapié en que independientemente de las modas acerca de la urbanidad, hay una serie de comportamientos que demuestran el ‘savoir faire’ del individuo y la guía ante la que nos hallamos se precia en ser una ayuda para la amplia clase media en su desenvolvimiento dentro del ámbito social.
Como pueden suponer, hoy en día “Tu vida en sociedad” resulta desfasada, demodé, y tal vez por eso y cómo indicaba ya la autora en su momento, es posible que sólo sirva para provocar la risa en sus descendientes.
Aquí un botón:

GAFAS

Que las gafas se emplean para ver mejor es una explicación obvia, pero es necesario confirmarlo porque algunos las consideran como un adorno para la cara y exhiben monturas vistosas y de pésimo gusto. Los lentes clásicos serán siempre y en todos los tiempos los más elegantes.
Las gafas hay que llevarlas en su sitio, en el caballete de la nariz; mirar a una persona por encima de los lentes es signo de escasa educación y nada puede justificarlo. Y las señoras que teman perder sus preciosísimas gafas que no recurran a los feos y antiestéticos collares de cadenita; procuren, simplemente, no ser tan distraídas.
Las señoras miopes que utilicen impertinentes deben recordar que no han de emplearlos para mirar de arriba abajo a las personas. Aunque no les pase por la imaginación la más mínima intención de ofender, la persona a quien se examina de esta forma resulta intimidada y no piensa en la miopía, sino que con justicia se resiente de lo que le parece un gesto de altivez.

miércoles, julio 21, 2010

Summer Dream


Il dolce far niente... El verano es temporada de incubación, de madurar quimeras y extenderlas cual redes invisibles contra la noche estival. Estas horas de la noche son los únicos momentos del día que recobran su pátina de realidad, ya que durante las horas diurnas el tiempo se detiene y, en letargo, consumimos píldoras de sueños.
La larga estación no nos deja espacio para la acción, pero sí para grandes descubrimientos. Esas píldoras de sueños nos entregan filmografías variopintas, de cine mudo, del cine precioso de arma blanca y de cine de muñecos (estas han sido mis elecciones). También transitan bellas muchachas en flor en mi panorama veraniego. Damas ligeras de ropa. Starlets y piernas recortadas de revistas. Incisivos ligeramente separados. Cabezas cortadas de muñecas.
De las casas vecinas también parece haberse adueñado la calma. Por todas partes late un silencio engañoso, a la espera de que llegue el momento preciso. Mientras, dormitamos, espiamos las idas y venidas del tipo de al lado o tomamos un nuevo comprimido vía oral que nos salvará de los restos de la tarde. Un nuevo hallazgo para comentar cuando los muertos regresen.
Pese al tono melancólico del escrito, no me pesa el tiempo: me deleita reflexionar sobre mi lector ideal, del que algún día les hablaré, o sobre la espuma de los días, los encuentros que nunca fueron o el parloteo de los árboles.
Pronto más.