jueves, agosto 26, 2010

Libro Azul


Únicamente he podido conseguir un número de la revista "Libro Azul", la cual se publicaba allá por los años setenta de la mano de Ediciones TUCAN y, según el sumario, teniendo como director técnico a Fernando de Bernabé y Monet. Con un equipo de desconocidos colaboradores en los textos e ilustraciones, e incluso ¡contando con un asesor químico!, "Libro Azul" resultaba una publicación algo cándida debido a su devoto apasionamiento por los temas de parapsicología y esoterismo tan en boga en la Era de Acuario y su insustancial tratamiento de los mismos.
En el ejemplar que tengo en mis manos se incluyen varios artículos sobre Cartomancia, Avances de la Ciencia, Grafología, Radiestesia, Ovnis; e incluso una breve biografía de Rasputín y algunos relatos de tinte fantástico que me han hecho sonrojar, como el excelso: "Matrimonio Español perseguido" o la corta historieta gráfica "Iris Atómico" para la paz y la humanidad y sobre la Unión de Los Estados Universales y la aventura de engendrar un niño en la Tierra de los dos viajeros planetarios Arcun y Nirca.
Para su solaz he escaneado algunas de las ilustraciones que me han resultado más evocadoras. Una hermosura:






lunes, agosto 23, 2010

W. B. Yeats. La Rosa Secreta


La abigarrada cubierta que nos abre la puerta a la colección de cuentos que componen “La Rosa Secreta” fue diseñada por Althea Gyles siguiendo las indicaciones que revelaba el autor e influida por la orden Rosacruz y la Golden Dawn, de la que Yeats formó parte. Simboliza la flor que el poeta debe descubrir y extraer narrando. La musa que gobierna las páginas del libro, y el conocimiento o sabiduría que encierra la mujer-rosa, y de la que Yeats se sintió servidor.
La portada se asimila, pues, a una entrada, desde cuya composición se hace referencia a serpientes enroscadas y danzas místicas circulares que conforman un entramado de espinos. Y los protagonistas que allí se internan se convierten asimismo en senderos, moviéndose desde el árbol de la Rosa hacia un destino oculto, que les une. La Rosa, diosa y guía, revela enseñanzas secretas al mismo tiempo que protege sus misterios, y los lectores y protagonistas del libro caminan por sus propias vivencias e intimidades, atados por lazos inexplicables e invocados por la poesía de iniciación, que introduce la obra.
Los detalles que acabo de describir, en cuanto al envoltorio, son también símbolo. Del mismo modo que el lector penetra en las sendas marcadas por Yeats, sus personajes, mediadores entre el mundo mortal y el otro, el que se intuye subyacente, están marcados por un sello que los distingue del resto y su sino les hace enfrentarse a revelaciones sobrenaturales y aciagos amores, a milagros fulminantes y a los seres elementales que la naturaleza guarda en sus entrañas.
Yeats, el mago creador, construye un universo simbólico que reúne en el discurrir de su prosa su interés por la alquimia, el hermetismo, el Neoplatonismo, las leyendas irlandesas y la estética de William Blake y los prerrafaelitas, además de las teorías de Walter Pater y el simbolismo francés. Este sincretismo fluye en la magia de sus palabras con un aroma místico que impregna sus narraciones, bañándolas en un halo de imprecisión e idealismo rituales.
Como alguien me escribió en un mail hace muy pocos días: “Larga vida a la Rosa Secreta”. En septiembre... novedades.

viernes, agosto 20, 2010

Ice Cream Mike


Mike Kennedy y su perturbadora psicodelia heladera:

De nata, fresa y de limón - Mike y Toti 1973

Soy el mensajero del dulce frío de color
hago que repiquen las campanillas en el paladar
Soy el heladero, sí, que ya llegó
y los niños vienen hacia mí como por imán

Déme un helado, por favor, de nata, fresa y de limón...
démelo muy grande, por favor, con chocolate que es mejor..

Con mi carro blanco al verano le doy sabor
todos los chiquillos un arco iris van a probar
por unas monedas doy menos calor
todos viéndome venir se relamen ya

Déme un helado, por favor, de nata, fresa y de limón...
démelo muy grande, por favor, con chocolate que es mejor…

A mí primero, señor heladero
mire que se cuela, tenga mi dinero…


martes, agosto 17, 2010

Usher


“Soñar ha constituido el fin de mi vida. Por eso he construido, como ve usted, este lugar para los sueños”

Escojo esta cita de Poe, no al azar, ya que sin duda la cinta de Jean Epstein es deudora del esteticismo que encierra la frase. Del mismo modo, mi método para escoger películas también debe a la sentencia del escritor de Boston. Doy preeminencia en mi butaca a los impactos sensoriales y a la belleza de las imágenes, esas imágenes que permanecen en mi retina mucho después de la contemplación estética y transcurren solitarias en mi vigilia portadoras de significados intrínsecos, novedosos, que el primer visionado quizás no reveló. Esas imágenes que pasan a formar parte de mi bagaje personal para el ensueño.


Jean Epstein debía tener similares inclinaciones, ya que en “La Chute de la Maison Usher” hace suyas las ideas de Roderick Usher en el relato, quien seguía las teorías sobre la materia del Doctor Percival o el obispo de Landaff al afirmar la sensibilidad del reino de lo inorgánico. También en la mansión de Epstein la colocación de las piedras, el orden en que fueron colocadas, los árboles que circundan la casa y su reflejo en las aguas del estanque responden a una existencia subterránea y corrupta que en este caso, contagia de una oscura melancolía a los moradores, emponzoñando su alma y llevándolos a las locura. En Usher la naturaleza y el mencionado reino de lo inorgánico poseen al hombre, y el verdadero acierto de la película de 1928 consiste en reflejar fielmente este rasgo romántico de la obra de Poe que otros autores han simplemente apuntado. En “La Chute de la Maison Usher” cada elemento de la casa al que el escritor supo diferenciar e insuflar vida en el papel, ha sido fielmente retratado.


Y no es la única virtud de la cinta la de ofrecernos una galería del imaginario poeiano. El guión firmado por Luis Buñuel excava en el universo de la obra literaria, añadiendo otras conocidas historias a la narración de la caída de la casa maldita. Sin duda, para resaltar la filiación esteticista de la versión, escogen “El retrato oval” y su obra perfecta inacabada, o continuando la labor arqueológica convierten a Madeleine Usher en esposa de Sir Roderick, como casi apunta el narrador al citar al inicio del relato la consanguinidad de la estirpe Usher. El cuidado guión se convierte así en un homenaje a la fuerza evocadora de las imágenes de la narrativa poeiana, y a esta intención responde el que la mujer (o mejor dicho la muerta) se desarrolle como un mero pretexto poético, o que la demencia del protagonista se destaque como elemento estético perturbador.


“C’est la qu’elle est vivante!” Podríamos decir de Madeleine, de los objetos, de la mansión Usher, y de la película misma.



lunes, agosto 09, 2010

Gabriele D’Annunzio. Le Vergini Delle Rocce


“¿Las conocí en el tedio de un día cualquiera o fueron tal vez criaturas fruto de mi deseo y mi perplejidad?”

De igual modo el que lee se encuentra preso del mismo hechizo. ¿Habitan Massimilla, Anatolia y Violante un jardín cerrado al que sólo accederemos a través del filtro impreciso de un espejismo de rocas llameantes, o se trata de simples muchachas entrevistas esquivando el tráfico que prometen con su silencio descubrimientos que mueren en la fuga? Cómo describe el propio escritor en el prólogo a la novela-poema, “tal vez sólo se comprende lo inefable a través del lenguaje de la sangre, elocuente, que se expresa en las venas de las más bellas manos desnudas”.
Con títulos anteriores como “Las Tres Princesas” o “La Trinidad”, la obra literaria, poema en prosa, deseo de escritura total, se descubre como un proyecto idealmente ambicioso. Un poema en el que los sucesos reales aparecen transfigurados en significados elevados y difusos. No se articula como una novela más, más bien se convierte en un relicario de silencio, soledad y pasado, en un ballet espiritual en el que las figuras de las Vírgenes se mueven en un fondo de paisaje que está en consonancia con el ardor y desolación de sus almas.
Le Vergini Delle Rocce” deviene fábula de un universo en continuo florecimiento y extinción que tiene como protagonistas a tres hermanas prisioneras del tiempo en una villa desatendida, donde el tedio se convierte en un sueño ilusorio, y del mismo modo en locura, y en un verdadero culto al presente inmóvil que se acaba confundiendo con el mito del pasado compartido. Las tres hermanas núbiles viven de correspondencias secretas, que expresan a través de vibraciones imperceptibles en su voz y en su mirada y que son consustanciales al paisaje. En la cadena de rocas puntiagudas ahora azules, ahora púrpuras, ahora rosáceas como el coral, se reflejan las jóvenes como en un espejo, mostrando las afinidades secretas de la naturaleza.
Es el legado del artista vidente, que revela en los detalles el poder de la divinidad a través de páginas repletas de magia, que se desarrollan con un ritmo ralentizado e hipnótico que congela los objetos, las formas y las figuras en claroscuros en relieve. Las Vírgenes se estilizan en proporciones ideales, casi alcanzando la categoría de alegorías, encarnaciones de sueños imposibles. Apariciones espectrales que sin embargo se hacen vívidas en la profunda sensualidad del detallismo de sus manos o sus cabellos.
Tal vez ellas esperan en su jardín secreto a aquel que se atreva a descubrirlas para después dejarlas escapar y desaparecer sin retener su fragancia.

lunes, agosto 02, 2010

And So Died Riabouchinska (1956)


Este episodio de “Alfred Hitchcok Presenta”, basado en un relato de Ray Bradbury, es una muestra magnífica sobre las posibilidades dramáticas de las historias sobre ‘dummys’. “Y así murió Riabouchinska” desarrolla en sus 25 minutos de rigor, el nacimiento y ocaso de una criatura animada, tomando el mito de Pigmalión como punto de partida y transformándolo en una historia de amor de hálitos románticos.


En un decorado de vodevil se desencadena la tragedia amorosa, cuya pareja protagonista es un amante a lo “Werther” y una muñeca deliciosamente vestida, gemela de la amada desaparecida. Si algo nos demuestran las series de TV mejor que la gran pantalla con respecto a los muñecos, por ejemplo, en las deliciosas incursiones en el tema de La Dimensión Desconocida: “Caesar and Me” o “The Dummy” es en primer lugar que ellos son los que mandan y en segundo lugar que la explicación fantástica es posible, y aún más, que habitualmente es la correcta.
La singularidad del capítulo ideado por el genio del suspense es una trama repleta de guiños, pistas y chistes a costa del mundo de la farándula y de la fiebre por el dinero, pero el foco se aparta de las bambalinas, acercándose a las locuras del artista y a su poder visionario, dirigiéndonos al epicentro del pathos de Fabian y sus obsesiones hacia el receptáculo de su pasión. Y como en multitud de ocasiones nos ha señalado el medio artístico, el asesino es el artista, es el corazón, frente a su entorno mezquino, incluyendo al antihéroe que ejecuta el detective Krovitch (un jovencísimo Charles Bronson). No es raro, por tanto, que no nos despeguemos de Fabian, y que seamos incapaces de apartar los ojos de su presencia acaparadora ni de su partenaire en el escenario, cuyas acciones fatales nos mueven a la compasión y al espanto, siguiendo la estela de la tragedia griega.


Estamos acostumbrados a los muñecos diabólicos, a la maldición que pesa sobre sus miembros articulados, pero en pocas ocasiones encontraremos como aquí, a una muñeca-dama con espíritu de aristócrata rusa, suplente de mujer y con la facultad de morir cuando deja de amar a quien le ha dado vida.