
Aparto el rojo de la cortina, y una mano invisible acciona la manivela del piano mecánico. Las notas se aparecen consistentes en el aire que me circunda, sólidas y pesantes.
Y los monitos tocan las campanillas. Y el clown mueve los labios, aunque no puedo asegurar lo que intuyo que quiere decirme.


Las luces parpadean. Danzan en esos ojos redondos tan vivos.
Fotos por Aura.
7 comentarios:
Por alguna razón que no sabría explicarte (ni siquiera yo lo entiendo), este tipo de cosas (marionetas, automatas, organillos, cajas de música, etc) siempre me han creado desasosiego y me han infundido temor. He de reconocer que me inquietan e inlcuso que me dan miedo.
Estoy de acuerdo, no sé que es más terrorífico, si los autómatas o los maniquíes. Quizás lo que nos inquieta es que simulan estar vivos, tienen algo de muertos andantes.
¿Quién está más vivo? ¿Ellos o nosotros? ¿El hijo o el padre?
Un autómata es un caramelo. ¿Para cuando autómatas de helado y barquillo?
Quisiera poder cortar sus cuerdas... pero mis cuerdas no me dejan...
Pero antes de cortarlas amigo fíjate bien si son cuerdas, no sea que cortes el aire y con ello hagas el ridículo. Además sí es marioneta de verdad y le cortas las cuerdas, en lugar de andar, se atará unas nuevas a la espalda en cuanto encuentre unas nuevas manos dispuestas con lo que cortarlas habrá sido en vano. Repito: Las autómatas son caramelos. ¿Para cuando uno de helado de plátano?
Repito las gracias que te di en tu blog. ;)
Pd.: Los autómatas no tienen cuerdas. (creo, a no ser que sean interiores)
Si exteriores o interiores, tanto da, porque el caso es que son invisibles e inasibles, y de ahí mi imposibilidad para cortarlas, las suyas, ni las mías, ni la tuya. Tienes razón, de tener las tijeras necesarias, tal vez nos desmadejaríamos como peleles, pero al menos, durnte instantes, seríamos verdaderamente libres...
P.D: Curiosamente, estas cuerdas no tiran de ti; te empujan hacia...
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