martes, noviembre 22, 2005

Abandoned Asylums


Mis vagabundeos por las ruinas me llevan hoy a recomendar este libro: Abandoned Asylums of New England, a photographic journey, un paseo fotográfico por Instituciones para enfermos mentales, realizado por dos habitantes de Nueva Inglaterra, John Gray y Mark Gerrity, que recogen sus impresiones sobre nueve edificios abandonados en Massachusetts y Connecticut.
Palacios en decadencia que parecen haber sido abandonados a toda prisa, con rumores aún vistiendo las paredes de conversaciones, el calor de los cuerpos en la ropa de la cama y restos de instintos en cristales rotos. Caminemos despacio por los largos corredores, acariciando los jirones de cortina con cariño, palpando el encanto desolado de muebles astillados y oxidaciones en los barrotes del lecho. Hay un rincón para cada uno donde sentarse y deleitarse con la pequeña vida que repta por las losas y enredarse en la hiedra que serpentea por trastos desvencijados.
Los símbolos nos rodean cosificados en objetos comunes: un jarrón con agua verdeada, un piano comido por la humedad… cepillos, jabones, perchas y frascos de colonia de una belleza que desfallece en evocaciones de reposo y pesadilla.
Adentrémonos, pasemos por encima de la puerta verde, está en el suelo sin poder levantarse, arrancada de los goznes. Apoyemos el pie tembloroso en el tablero negro y blanco dispuestos a respirar y sentir sobre la piel la patina de soplos y los dedos de pensamientos acuosos.
Venid.



7 comentarios:

ayn dijo...

...adentrarse en esas camisas rígidas que ataban espíritus en estado de efervescencia trastornada, en ventanas desde las que soñaron volar los hombres de mirada fija contra el horizonte blanco, observar la soledad que provoca una cama deshecha sin puertas que la cierren; por ahí transcurrieron vidas como la nuestra, que en un momento de locura, se les paró el tiempo. Retratos inusuales que nos llaman, con voz susurrante, desde el contorno de la razón.

Siempre sugerentes, sigo dando vueltas en las norias desvencijadas...

bSO Aura

FAC dijo...

Durante un tiempo me dediqué junto a 3 amigos a entrar en casas antiguas que sabíamos cerradas, a veces por herencias, a veces no sabíamos el motivo.

Hace más de 10 años de ello pero el placer de pisar un cristal roto, limpiar un espejo con la esperanza de ver otra cara reflejándose en él, o el summum, sentarnos a la mesa del comedor y charlar como si fueramos los amos del lugar.

Siempre de noche. Sólo me arrepiento de una cosa, nunca nos llevamos nada, y yo suspiraba por una jofaina con espejo como la que había visto en casa de mis bisabuelos y que se perdió en algún momento de mi infancia.

Nicho dijo...

Las casas abandonadas son tumbas donde viven cosas con memoria que hay que robar.

Scarlett dijo...

De pequeña quería vivir sola en una mansión abandonada...
Por fin te encuentro Alice ;P

Anónimo dijo...

Compleméntese la visita con un visionado a oscuras de "Session 9", y estaremos listos para la locura...

Tecnorrante dijo...

Que buena recomendación de este libro de fotos de asilos! ¿Se conseguirá en Caracas? Revisaré...

Möbius el Crononauta dijo...

Siempre he fantaseado con visitar alguno de esos edificios abandonados, con ese aura de misterio, terror, romanticismo... arquitectónicamente dejan bastante que desear, pero el interior debe ser igual de fascinante que esos viejos "asylums" norteamericanos